CIUDAD DEL VATICANO, 13 DIC 2011 (VIS).
Pontificia Comisión para América Latina; Norberto Rivera Carrasco, arzobispo de México D.F. (México) y Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil).
Antes de la celebración eucarística, el secretario de la Pontificia
Comisión para América Latina, Guzmán Carriquiry, leyó algunos textos sobre el bicentenario y sobre la Virgen de Guadalupe; y el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo (República Dominicana),
rezó una oración a Nuestra Señora de Guadalupe.
En su homilía, el Papa recordó a cuantos festejan el Bicentenario de su independencia, quienes "más allá de los aspectos históricos, sociales y políticos de los hechos, renuevan al Altísimo la gratitud por el gran don de la fe recibida, una fe que anuncia el Misterio redentor de la muerte y resurrección de Jesucristo, para que todos los pueblos de la tierra en Él tengan vida.
El Sucesor de Pedro no podía dejar pasar esta efeméride sin
hacer presente la alegría de la Iglesia por los copiosos dones que Dios en su infinita bondad ha derramado durante estos años en esas amadísimas naciones, que tan entrañablemente invocan a María Santísima".
"La venerada imagen de la Morenita del Tepeyac (...) -dijo el Santo Padre- con sencillez y corazón de madre sigue indicando la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo, que 'es la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres del continente americano'"
hacer presente la alegría de la Iglesia por los copiosos dones que Dios en su infinita bondad ha derramado durante estos años en esas amadísimas naciones, que tan entrañablemente invocan a María Santísima".
"La venerada imagen de la Morenita del Tepeyac (...) -dijo el Santo Padre- con sencillez y corazón de madre sigue indicando la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo, que 'es la respuesta definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres del continente americano'"
"Actualmente (...) el camino de la integración en ese querido continente avanza, a la vez que se advierte su nuevo protagonismo emergente en el concierto mundial (...)
Es importante que sus diversos pueblos salvaguarden su rico tesoro de fe y su dinamismo histórico-cultural, siendo siempre
defensores de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz; han de tutelar igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa (...)
defensores de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz; han de tutelar igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa (...)
Están llamados asimismo a fomentar cada vez más iniciativas acertadas (...) que propicien la reconciliación y la fraternidad, incrementen la solidaridad y el cuidado del medio ambiente,
vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión".
"Cuando la Iglesia se preparaba para recordar el quinto centenario de la 'plantatio' de la Cruz de Cristo en la buena tierra del continente americano, el beato Juan Pablo II formuló en su suelo, por primera vez, el programa de una evangelización nueva 'en su ardor, en sus métodos, en su expresión'", rememoró el pontífice. "Desde mi responsabilidad de confirmar
en la fe, también yo deseo animar el afán apostólico que actualmente impulsa
(...) la 'misión continental' promovida en Aparecida, para que 'la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo'."
"Que la luz de Dios brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia. Con estos vivos deseos, y sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo la intención de emprender un Viaje
apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la
Palabra de Cristo y que se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente".
"Encomiendo todos estos propósitos -concluyó Benedicto XVI- a la amorosa mediación de Santa María de Guadalupe (...) así como los actuales destinos de las naciones latinoamericanas y caribeñas y el camino que están recorriendo hacia un mañana mejor. Invoco igualmente sobre ellas la intercesión de tantos santos y beatos que el Espíritu ha suscitado a lo largo y ancho de la historia de ese continente, ofreciendo modelos heroicos
de virtudes cristianas en la diversidad de estados de vida y de ambientes sociales, para que su ejemplo favorezca cada vez más una nueva evangelización bajo la mirada de Cristo, Salvador del hombre y fuerza de su vida".
HML/ VIS 20111213 (730)
vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión".
"Cuando la Iglesia se preparaba para recordar el quinto centenario de la 'plantatio' de la Cruz de Cristo en la buena tierra del continente americano, el beato Juan Pablo II formuló en su suelo, por primera vez, el programa de una evangelización nueva 'en su ardor, en sus métodos, en su expresión'", rememoró el pontífice. "Desde mi responsabilidad de confirmar
en la fe, también yo deseo animar el afán apostólico que actualmente impulsa
(...) la 'misión continental' promovida en Aparecida, para que 'la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo'."
"Que la luz de Dios brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia. Con estos vivos deseos, y sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo la intención de emprender un Viaje
apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la
Palabra de Cristo y que se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente".
"Encomiendo todos estos propósitos -concluyó Benedicto XVI- a la amorosa mediación de Santa María de Guadalupe (...) así como los actuales destinos de las naciones latinoamericanas y caribeñas y el camino que están recorriendo hacia un mañana mejor. Invoco igualmente sobre ellas la intercesión de tantos santos y beatos que el Espíritu ha suscitado a lo largo y ancho de la historia de ese continente, ofreciendo modelos heroicos
de virtudes cristianas en la diversidad de estados de vida y de ambientes sociales, para que su ejemplo favorezca cada vez más una nueva evangelización bajo la mirada de Cristo, Salvador del hombre y fuerza de su vida".
HML/ VIS 20111213 (730)
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