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lunes, 5 de diciembre de 2011

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Abrir Nuestro Corazón. . . 

Para vincularnos en profundidad.
por María Guadalupe Buttera
Psicóloga Social - Consultora Psicológica (Counselor)
mbuttera@gmail.com.
Siento como si hubiera descubierto en mí
una nueva profundidad en la capacidad de intimar.
Esta faceta me ha causado mucho dolor,
pero también mayor alegría
Carl Rogers.
 
Hace unos días, observaba un grupo de jóvenes reunidos. Se entendían entre ellos con muy pocas palabras. Se los veía divertidos y que disfrutaban mucho de estar juntos. ¿Dónde está la clave?Una necesidad esencial.
 Una de las necesidades que todos tenemos es la de relacionarnos íntimamente con otros. Es decir, vincularnos de corazón a corazón. El timo es una glándula ubicada cerca de nuestro corazón. De allí deriva la palabra intimar, de in-timo.
 
Es vincularnos de corazón a corazón
 
Ahora bien, ¿qué significa intimar? Intimar es darse a conocer, mostrar a los otros quiénes somos verdaderamente, abrirnos para que conozcan nuestra historia.
Cuando surgen obstáculos
Todos necesitamos intimar, abrir nuestro corazón. 
Pero, a veces, no lo hacemos por miedo. 
¿Miedo a qué? 
Miedo a quedar expuestos, a ser rechazados, lastimados. Así, preferimos que nos acepten por lo que no somos, antes que nos rechacen por lo que somos en verdad.
Y las diferencias separan
 Además de los miedos, otro de los aspectos que nos separan de los demás son nuestras opiniones diferentes. En verdad, todos somos diferentes. Porque provenimos de diferentes familias y vivimos distintas experiencias.
Lo importante es poder aceptar y respetar que todos tenemos derecho de ver y pensar de manera diferente. Aunque no compartamos una opinión, no podemos desbastar al otro por ello.
Es necesario aprender a respetar
 De esta manera, generamos condiciones para que los otros acepten las nuestras también. Jesús nos enseñó esto cuando se encontró con la samaritana y le pidió agua.
La mujer le dijo: 
¿cómo siendo judío me pides de beber? 
Judíos y samaritanos pensaban diferente y se odiaban entre sí; no obstante, a Jesús esto no le impidió el encuentro.
Podemos compartir nuestros sueños y sentimientos
 Una forma de relacionarnos de corazón a corazón, de intimar con otros es expresar nuestros sueños y anhelos más profundos. Aquello que nos motiva y mueve hacia adelante. Claro que todo esto es posible con personas que se respeten y valoren mutuamente. Sentirnos aceptados por el otro es un regalo precioso. Luego nosotros también lo retribuimos a los demás.
Cuando nuestro corazón ha sido liberado
 También es cierto que uno puede intimar con otros porque ha tomado el propio timón de su vida y ya no depende obsesivamente de la aprobación de los demás. Entonces, podremos compartir un sentimiento, un sueño, sin miedos. Abriremos nuestro corazón, y nadie podrá lastimarnos. Porque nuestro corazón está guardado en las manos del Señor.
 
Para reflexionar
 
¿Para qué vivimos, sino para hacernos mutuamente la vida más llevadera?
(George Eliot).

Síntesis
 Como seres sociales que somos, sentimos una gran necesidad de relacionarnos de corazón a corazón. Hoy hay mucha hambre de intimidad. Se va al cine, a bailar, a comer, pero muy pocos son los que se animan a intimar, a hablar de corazón a corazón. Para ello, debemos buscar personas afines. Aquellas con las cuales podemos crecer y ser cada día una mejor persona. Claro que, para lograr estos vínculos de intimidad, necesitamos construirlos con el tiempo.
La espiritualidad nos ilumina el camino
 
El que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna (Juan 4, 14).
(Texto extraído del libro Camino del amor, de María Guadalupe Buttera y Dr. Roberto F. Ré, en producción)

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