Buendianoticia 3.blogspot.com

viernes, 30 de diciembre de 2011

Dr. Juan Carlo Amatucci.

¡Qué importa cuántos años tengo!

Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación.
Frecuentemente, me preguntan cuántos años tengo... ¡Qué importa eso! Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy viejo, y otros que estoy en el apogeo. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente, y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir: ‘Eres muy joven, no lo lograrás’.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa. ¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas... valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta! Lo que importa es la edad que siento. Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? 
¡Eso a quién le importa!. . .
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.”
José Saramago (Premio Nobel Literatura 1998)
Hace un tiempo, llego hasta mí, vía Internet, esta reflexión cuya autoría se la adjudican a Saramago. 
Quienes lo hemos leído sabemos que está lejos de su forma de decir y escribir, pero no es lo que aquí importa. 
Cumplo al solo efecto de no dejar anónima la prosa, y, si quien me lo mandó cree que es de Saramago, debe ser así para él.
¿Qué es vivir?
 Según como respondamos a esta pregunta será el sentido que le demos a nuestra vida. 
Envejecer vamos a envejecer todos. 
Es el ciclo por cumplir. 
Lo importante es no convertirse en viejos antes de tiempo.
No me estoy refiriendo a conservar el cuerpo de la juventud o una piel más o menos tersa, sino a conservar, alimentar, hacer crecer día a día un espíritu joven.
El sentirse joven es una actitud del alma. 
Es no perder el entusiasmo, es dejar la nostalgia por lo pasado atrás, es tener un nuevo proyecto por realizar, sueños por concretar.
Sabemos que vamos a morir, de lo que se trata es de morir lo más joven posible.
“Podemos ser excelentes estudiantes, magníficos profesionales, queridos y respetados padres de familia, competentes empresarios o directores de empresa, que si no poseemos un alto grado de motivación, no conseguiremos el éxito, los objetivos ni la felicidad…” 
(Miguel Espada García).
Cuál es esa motivación que nos lleva a planificar un futuro sin dejar de valorar el día a día… esa motivación está en cada uno. El desafío es descubrirla. Tal vez el despertarse y agradecer la oportunidad de vivir un día más, mirarnos en el espejo sonriendo de manera vital, usar el humor como instrumento para enfrentar los conflictos cotidianos sean suficiente motivo.
Sentirse joven, no importa la edad, es transmitir optimismo para ayudarnos y ayudar a quienes nos rodean a alejarse de la depresión, a disipar los fantasmas del “ya no hay tiempo”, y a generar nuevas ideas que faciliten el llegar a las metas propuestas.
Sentirse joven es ver siempre la parte de la copa medio llena y desprenderse de viejos esquemas que te dicen que, llegado a cierta edad, te debes comportar como alguien mayor categorizándote de “viejo”. 
“Viejos son los trapos”, diría mi madre.
La juventud se lleva en el alma, no en el cuerpo. 
No se trata de apayasarse el rostro, llenarse de cirugías y otras yerbas, como tantas personalidades del mundo del espectáculo y la política actual, que se niegan a aceptar el paso del tiempo y conviven en una adolescencia eterna sin propuestas vitales. 
Un culto a la estética que, por un lado, impide gozar de la propia apariencia y, por otro, cultivar el espíritu para lograr mejores vínculos con uno mismo, con las cosas y los demás.
Pero, por sobre todo, imposibilita conectarse con lo transcendente. La felicidad se puede alcanzar cultivando un espíritu joven, y ya es el momento para empezar.
Es un don que nos es dado con el fin de disfrutar a pleno cada momento de la vida con la posibilidad de hacer del mundo un lugar mejor.
Para ser feliz, primero y ante todo, hay que proponerse y esforzarse por ser feliz.
“¿Qué cuantos años tengo? 
¡Eso a quién le importa! 
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.”
Que esta Navidad te encuentre joven para renovar tu compromiso con tu vida y con el Señor.

OBISPADO DE SAN ISIDRO OFICINA DE PRENSA

Mons. Jorge Casaretto  -
Homilía Nochebuena 2011.
La Fiesta de Navidad es también la de la esperanza.Y realmente es como la respuesta de Dios a esto que está en cada uno de nosotros. Nosotros necesitamos siempre tener esperanza, Hay, por decir así, esperanzas cortas, esperanzas chicas, se puede decir, y esperanzas grandes. Todas son necesarias. Día a día esperamos terminar la jornada, esperamos haber terminado un trabajo, esperamos el abrazo del que nos  recibe en nuestra casa. Hay esperanzas más grandes, tener un buen trabajo, llevar adelante la familia, y hay esperanzas definitivas, que es encontrarle sentido a la existencia. En última instancia esto que está en el corazón nuestro, puesto por Dios, que es el gran deseo de felicidad, que está en todos nosotros, siempre está unido a la esperanza. No podemos ser felices si no encontramos respuesta a lo que esperamos. L as grandes esperanzas están unidas a los vínculos. Si ustedes piensan, todo lo que esperamos siempre está relacionado con personas, con gente, los vínculos familiares y esperamos encontrar la respuesta de amor en aquellos que nos hemos unidos por la sangre. Los vínculos de amistad, los vínculos relacionales hasta, fíjense, en el trabajo. Si no tenemos bien realizados  los vínculos, es como que no nos va bien, no estamos satisfechos.
Esto que es esperar, es algo fundamental en la persona humana. Cuando Jesucristo viene, cuando Dios se encarna, hay una gran respuesta a la esperanza de la humanidad, porque también la humanidad espera. En última instancia las sociedades quieren tener paz. Cuanto mayor son los niveles de confrontación en una sociedad mayor son los temores. Por eso cuando llega el Hijo del Hombre, cuando el Hijo de Dios se hace hombre, el cántico de los ángeles es Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a todos los hombres de buena voluntad, porque es, en última instancia, lo que anhelamos y Jesús es realmente el heraldo de la paz. El, cuando se presenta, se presenta diciendo “que la paz esté con ustedes” “he venido a traer una paz que no es de este mundo”. Y por eso la esperanza  definitiva de los cristianos es aquella que nos reveló Jesucristo, que no hubiéramos podido conocer nunca si Jesús, si el Hijo de Dios no se hubiera encarnado, que es la esperanza en la vida eterna. La vida eterna es paz total, pero no una paz de pasividad sino una paz que está engendrada en la plenitud de amor. Esa es la gran respuesta de la Navidad. Es la  respuesta de esperanza de la humanidad pero también es la respuesta a la esperanza personal de cada uno de nosotros. El Hijo de Dios no se encarna solamente para toda la humanidad, por supuesto que lo hace para toda la humanidad, pero para toda la humanidad personalizada. Nosotros como miembros de esa humanidad, cada uno de nosotros, tiene tanta importancia, que el Hijo de Dios viene a revelarme que nuestro Padre Celestial me ama y infinitamente a cada uno de nosotros. El amor de Dios se ha hecho presente en la persona de Cristo para cada uno de nosotros. Por eso es tan importante esta fiesta, porque el horizonte de la humanidad se aclara, la humanidad encuentra un sentido, caminamos hacia una plenitud, una plenitud de amor y una plenitud de paz. Esta revelación no hubiera sido posible si Dios no nos hubiera venido a decir todo lo que nos ama en la persona de Jesús. Por eso hoy tenemos que encontrar como la gran respuesta personal, este deseo de amor, esta esperanza de ser amados está  respondida  en esta Navidad en ese niño que es el Hijo de Dios y que me viene a decir, ese deseo es un deseo respondido por Dios. Dios te ama y te ama plenamente, tanto te ama que te da vida acá en la tierra y te da eternidad. Por eso también, en cada uno de nosotros, este fundamento de esperanza, le da sentido muy pleno a nuestra existencia en la medida que, cada uno de nosotros también, sea esperanza para los demás. Que la vida de uno signifique para otros que está esperando bien, que encuentra también una respuesta a sus esperanzas en el vínculo que yo genero con los demás, este vínculo de amor, este vínculo de caridad. Esto es lo que Dios espera también de nosotros. Nosotros ponemos toda nuestra esperanza en este Hijo de Dios y este Hijo de Dios también pone sus esperanzas en nosotros. Espera que nosotros seamos signos de esperanza para nuestros hermanos.
Viviendo en esta dimensión tan cristiana, que tengan todos ustedes una muy pero muy plena Navidad.

jueves, 29 de diciembre de 2011

NOTIVIDA, Año XI, Nº 800

RFF SOBRE PROTOCOLO DEL 
MINISTERIO
DE SALUD PARA CASOS DE 
VIOLACIÓN.

La Junta Ejecutiva de la Red Federal de Familias (RFF) emitió hoy un comunicado sobre el “Protocolo para la Atención Integral dePersonas Víctimas de Violaciones Sexuales”, el instructivo destinado a los equipos de salud, dado a conocer recientemente por el Ministerio de Salud de la Nación (Vid Notivida Nº 799).

La organización repudia enérgicamente el Protocolo y la Guía Técnica del  Ministerio de Salud que “sistematizan procedimientos para llevar a cabo la peor de las matanzas que puede concebirse, la de los seres humanos inocentes e indefensos con vida intra uterina”.
Tras ponderar “razones de orden superior que llevan a rechazar cualquier tipo de sistema, medida o conducta que condene a muerte a un inocente” destacan que, “en un ordenamiento jurídico que se precia de respetar los derechos fundamentales de todos los seres humanos”, no resulta admisible que, mediante instrumentos como éste “se creen categorías de personas (los niños por nacer) desprovistas de todo derecho”.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Fundación Diagnostico Maipú.

Felices Fiestas desea Fundación Diagnóstico Maipú.

 

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Audiencia del Santo Padre : 

¡ Feliz Navidad a todos !

 

 El lugar de encuentro de los católicos en la red.
Audiencia del Santo Padre a los cardenales, los miembros de la Curia Romana y de la Casa de Gobierno de laCiudad del Vaticano para la presentación de los augurios natalicios
Autor: S.S. Benedicto XVI
Fuente: www.zenit.org

En este final del año, Europa se encuentra en una crisis económica y financiera que, en última instancia, se funda sobre la crisis ética que amenaza al Viejo Continente. Aunque no están en discusión algunos valores como la solidaridad, el compromiso por los demás, la responsabilidad por los pobres y los que sufren, falta con frecuencia, sin embargo, la fuerza que los motive, capaz de inducir a las personas y a lo s grupos sociales a renuncias y sacrificios. El conocimiento y la voluntad no siguen siempre la misma pauta. La voluntad que defiende el interés personal oscurece el conocimiento, y el conocimiento debilitado no es capaz de fortalecer la voluntad. Por eso, de esta crisis surgen preguntas muy fundamentales: ¿Dónde está la luz que pueda iluminar nuestro conocimiento, no sólo con ideas generales, sino con imperativos concretos? ¿Dónde está la fuerza que lleva hacia lo alto nuestra voluntad? Estas son preguntas a las que debe responder nuestro anuncio del Evangelio, la nueva evangelización, para que el mensaje llegue a ser acontecimiento, el anuncio se convierta en vida.

En efecto, el gran tema de este año, como también de los siguientes, es cómo anunciar el Evangelio. ¿De qué manera la fe, en cuanto fuerza viva y vital, puede llegar a ser hoy realidad? Todos los acontecimientos eclesi ales del año que está por concluir han estado relacionados en definitiva con este tema. Se han realizado viajes a Croacia, a España, para la Jornada Mundial de la Juventud, a mi Patria, Alemania, y finalmente a África, Benín, para la entrega del documento postsinodal sobre justicia, paz y reconciliación; un documento del que ha de nacer una realidad concreta en las diversas Iglesias particulares. Han sido inolvidables también los viajes a Venecia, a San Marino, a Ancona, para elCongreso Eucarístico, y a Calabria. Y ha tenido lugar, en fin, la importante jornada del encuentro entre las religiones y entre las personas en búsqueda de verdad y de paz en Asís; una jornada concebida como un nuevo impulso en la peregrinación hacia la verdad y la paz. La institución del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización nos remite anticipadamente al Sínodo que sobre el mismo t ema tendrá lugar en el próximo año. También tiene que ver con ello el Año de la Fe, en recuerdo del comienzo del Concilio, hace cincuenta años. Cada uno de estos acontecimientos ha tenido su propio matiz. En Alemania, el país de origen de la Reforma, la cuestión ecuménica, con todas sus dificultades y esperanzas, ha tenido naturalmente una importancia particular. Indisolublemente unida a esto, hay siempre en el centro de las discusiones una pregunta: ¿Qué es una reforma de la Iglesia? ¿Cómo sucede? ¿Cuáles son sus caminos y sus objetivos? No sólo los fieles creyentes, sino también otros ajenos, observan con preocupación cómo los que van regularmente a la iglesia son cada vez más ancianos y su número disminuye continuamente; cómo hay un estancamiento de las vocaciones al sacerdocio; cómo crecen el escepticismo y la incredu lidad. ¿Qué debemos hacer entonces? Hay una infinidad de discusiones sobre lo que se debe hacer para invertir la tendencia. Y, ciertamente, es necesario hacer muchas cosas. Pero el hacer, por sí solo, no resuelve el problema. El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces.
En este sentido, el encuentro en África con la gozosa pasión por la fe ha sido de gran aliento. Allí no se percibía ninguna señal del cansancio de la fe, tan difundido entre nosotros, ningún tedio de ser cristianos, como se percibe cada vez más en nosotros. Con tantos problemas, sufrimientos y penas como hay ciertamente en África, siempre se experimentaba sin embargo la alegrí ;a de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia. De esta alegría nacen también las energías para servir a Cristo en las situaciones agobiantes de sufrimiento humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar. Encontrar esta fe dispuesta al sacrificio, y precisamente alegre en ello, es una gran medicina contra el cansancio de ser cristianos que experimentamos en Europa.
La magnífica experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, ha sido también una medicina contra el cansancio de creer. Ha sido una nueva evangelización vivida. Cada vez con más claridad se perfila en las Jornadas Mundiales de la Juventud un modo nuevo, rejuvenecido, de ser cristiano, que quisiera intentar caracterizar en cinco puntos.
1.) 

Primero, hay una nueva experiencia de la catolicidad, la universalidad de la Iglesia. Esto es lo que ha impresionado de inmediato a los jóvenes y a todos los presentes: venimos de todos los continentes y, aunque nunca nos hemos visto antes, nos conocemos. Hablamos lenguas diversas y tenemos diferentes hábitos de vida, diferentes formas culturales y, sin embargo, nos encontramos de inmediato unidos, juntos como una gran familia. Se relativiza la separación y la diversidad exterior. Todos quedamos tocados por el único Señor Jesucristo, en el cual se nos ha manifestado el verdadero ser del hombre y, a la vez, el rostro mismo de Dios. Nuestras oraciones son las mismas. En virtud del encuentro interior con Jesucristo, hemos recibido en nuestro interior la misma formación de la razón, de la voluntad y del corazón. Y, en fin, la liturgia común constituye una especie de patria del corazón y nos une en una gran familia. El hecho de que todos los seres humanos sean hermanos y hermanas no es sólo una idea, sino q ue aquí se convierte en una experiencia real y común que produce alegría. Y, así, hemos comprendido también de manera muy concreta que, no obstante todas las fatigas y la oscuridad, es hermoso pertenecer a la Iglesia universal, a la Iglesia católica, que el Señor nos ha dado.
2.) 

De aquí nace después un modo nuevo de vivir el ser hombres, el ser cristianos. Una de las experiencias más importantes de aquellos días ha sido para mí el encuentro con los voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud: eran alrededor de 20.000 jóvenes que, sin excepción, habían puesto a disposición semanas o meses de su vida para colaborar en los preparativos técnicos, organizativos y de contenido de la JMJ, y precisamente así habían hecho posible el desarrollo ordenado de todo el conjunto. Al dar su tiempo, el hombre da siempre una parte de la propia vida. Al fi nal, estos jóvenes estaban visible y «tangiblemente» llenos de una gran sensación de felicidad: su tiempo que habían entregado tenía un sentido; precisamente en el dar su tiempo y su fuerza laboral habían encontrado el tiempo, la vida. Y entonces, algo fundamental se me ha hecho evidente: estos jóvenes habían ofrecido en la fe un trozo de vida, no porque se les había mandado o porque con ello se ganaba el cielo; ni siquiera porque así se evita el peligro del infierno. No lo habían hecho porque querían ser perfectos. No miraban atrás, a sí mismos. Me vino a la mente la imagen de la mujer de Lot que, mirando hacia atrás, se convirtió en una estatua de sal. Cuántas veces la vida de los cristianos se caracteriza por mirar sobre todo a sí mismos; hacen el bien, por decirlo así, para sí mismos. Y qué grande es la tentación de todo s los hombres de preocuparse sobre todo de sí mismos, de mirar hacia atrás a sí mismos, convirtiéndose así interiormente en algo vacío, «estatuas de sal». Aquí, en cambio, no se trataba de perfeccionarse a sí mismos o de querer tener la propia vida para sí mismos. Estos jóvenes han hecho el bien -aun cuando ese hacer haya sido costoso, aunque haya supuesto sacrificios- simplemente porque hacer el bien es algo hermoso, es hermoso ser para los demás. Sólo se necesita atreverse a dar el salto. Todo eso ha estado precedido por el encuentro con Jesucristo, un encuentro que enciende en nosotros el amor por Dios y por los demás, y nos libera de la búsqueda de nuestro propio «yo». Una oración atribuida a san Francisco Javier dice: «Hago el bien no porque a cambio entraré en el cielo y ni siquiera porque, de lo contrario, me podrías enviar al i nfierno. Lo hago porque Tú eres Tú, mi Rey y mi Señor». También en África encontré esta misma actitud, por ejemplo en las religiosas de Madre Teresa que cuidan de los niños abandonados, enfermos, pobres y que sufren, sin preguntarse por sí mismas y, precisamente así, se hacen interiormente ricas y libres. Esta es la actitud propiamente cristiana. También ha sido inolvidable para mí el encuentro con los jóvenes discapacitados en la fundación San José, de Madrid, encontré de nuevo la misma generosidad de ponerse a disposición de los demás; una generosidad en el darse que, en definitiva, nace del encuentro con Cristo que se ha entregado a sí mismo por nosotros.
3.) 

Un tercer elemento, que de manera cada vez más natural y central forma parte de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y de la espiritualidad que proviene de ellas, es la adoraci&oacu te;n. Fue inolvidable para mí, durante mi viaje en el Reino Unido, el momento en Hyde Park, en que decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, respondieron con un intenso silencio a la presencia del Señor en el Santísimo Sacramento, adorándolo. Lo mismo sucedió, de modo más reducido, en Zagreb, y de nuevo en Madrid, tras el temporal que amenazaba con estropear todo el encuentro nocturno, al no funcionar los micrófonos. Dios es omnipresente, sí. Pero la presencia corpórea de Cristo resucitado es otra cosa, algo nuevo. El Resucitado viene en medio de nosotros. Y entonces no podemos sino decir con el apóstol Tomás: «Señor mío y Dios mío». La adoración es ante todo un acto de fe: el acto de fe como tal. Dios no es una hipótesis cualquiera, posible o imposible, sobre el origen del universo. Él está allí. Y si él está presente, yo me inclino ante él. Entonces, razón, voluntad y corazón se abren hacia él, a partir de él. En Cristo resucitado está presente el Dios que se ha hecho hombre, que sufrió por nosotros porque nos ama. Entramos en esta certeza del amor corpóreo de Dios por nosotros, y lo hacemos amando con él. Esto es adoración, y esto marcará después mi vida. Sólo así puedo celebrar también la Eucaristía de modo adecuado y recibir rectamente el Cuerpo del Señor.
4.) 

Otro elemento importante de las Jornadas Mundiales de la Juventud es la presencia del Sacramento de la Penitencia que, de modo cada vez más natural, forma parte del conjunto. Con eso reconocemos que tenemos continuamente necesidad de perdón y que perdón significa responsabilidad. Existe en el hombre, proveniente del Creador, la disponibilidad a amar y la capacidad d e responder a Dios en la fe. Pero, proveniente de la historia pecaminosa del hombre (la doctrina de la Iglesia habla del pecado original), existe también la tendencia contraria al amor: la tendencia al egoísmo, al encerrarse en sí mismo, más aún, al mal. Mi alma se mancha una y otra vez por esta fuerza de gravedad que hay en mí, que me atrae hacia abajo. Por eso necesitamos la humildad que siempre pide de nuevo perdón a Dios; que se deja purificar y que despierta en nosotros la fuerza contraria, la fuerza positiva del Creador, que nos atrae hacia lo alto.
5.) 

Finalmente, como última característica que no hay que descuidar en la espiritualidad de las Jornadas Mundiales de la Juventud, quisiera mencionar la alegría. ¿De dónde viene? ¿Cómo se explica? Seguramente hay muchos factores que intervienen a la vez. Pero, según mi parecer, lo decisivo es la certeza que proviene d e la fe: yo soy amado. Tengo un cometido en la historia. Soy aceptado, soy querido. Josef Pieper, en su libro sobre el amor, ha mostrado que el hombre puede aceptarse a sí mismo sólo si es aceptado por algún otro. Tiene necesidad de que haya otro que le diga, y no sólo de palabra: «Es bueno que tú existas». Sólo a partir de un «tú», el «yo» puede encontrarse a sí mismo. Sólo si es aceptado, el «yo» puede aceptarse a sí mismo. Quien no es amado ni siquiera puede amarse a sí mismo. Este ser acogido proviene sobre todo de otra persona. Pero toda acogida humana es frágil. A fin de cuentas, tenemos necesidad de una acogida incondicionada. Sólo si Dios me acoge, y estoy seguro de ello, sabré definitivamente: «Es bueno que yo exista». Es bueno ser una persona humana. Allí donde falta la percepción del hombre de ser acogido por parte de Dios, de ser amado por él, la pregunta sobre si es verdaderamente bueno existir como persona humana, ya no encuentra respuesta alguna. La duda acerca de la existencia humana se hace cada vez más insuperable. Cuando llega a ser dominante la duda sobre Dios, surge inevitablemente la duda sobre el mismo ser hombres. Hoy vemos cómo esta duda se difunde. Lo vemos en la falta de alegría, en la tristeza interior que se puede leer en tantos rostros humanos. Sólo la fe me da la certeza: «Es bueno que yo exista». Es bueno existir como persona humana, incluso en tiempos difíciles. La fe alegra desde dentro. Ésta es una de las experiencias maravillosas de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Nos llevaría muy lejos hablar ahora también del encuentro de Asís de manera detallada, como merecería la importancia del acontecimiento. Agradezcamos sencillamente a Dios porque nosotros --representantes de las religiones del mundo y también representantes del pensamiento en búsqueda de la verdad- pudimos encontrarnos aquel día en un clima de amistad y de respeto recíproco, en el amor por la verdad y en la responsabilidad común por la paz. Podemos esperar que de este encuentro haya nacido una nueva disponibilidad para servir la paz, la reconciliación y la justicia.
Por último, quisiera agradecer de corazón a todos vosotros por el apoyo para llevar adelante la misión que el Señor nos ha confiado como testigos de su verdad, y os deseo a todos la alegría que Dios, en la encarnación de su Hijo, nos ha querido dar. Feliz Navidad a todos vosotros. Gracias.

Dr. Juan Carlo Amatucci.

Solemnidad de la Natividad del Señor: 

Misa del día.

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Benedicto XVI
Homilía del 25/12/05 (© Libreria Editrice Vaticana)
«Yo te he engendrado hoy». 
"El Señor me ha dicho: Tu eres mi hijo, yo te he engendrado hoy". Con estas palabras del Salmo segundo, la Iglesia inicia la Santa Misa de la vigilia de Navidad, en la cual celebramos el nacimiento de nuestro Redentor Jesucristo en el establo de Belén. En otro tiempo, este Salmo pertenecía al ritual de la coronación del rey de Judá. El pueblo de Israel, a causa de su elección, se sentía de modo particular hijo de Dios, adoptado por Dios. Como el rey era la personificación de aquel pueblo, su entronización se vivía como un acto solemne de adopción por parte de Dios, en el cual el rey estaba en cierto modo implicado en el misterio mismo de Dios.
En la noche de Belén, estas palabras que de hecho eran más la expresión de una esperanza que de una realidad presente, han adquirido un significado nuevo e inesperado. El Niño en el pesebre es verdaderamente el Hijo de Dios. Dios no es soledad eterna, sino un círculo de amor en el recíproco entregarse y volverse a entregar. Él es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Más aún, en Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios mismo se ha hecho hombre. El Padre le dice: "Tu eres mi hijo". El eterno hoy de Dios ha descendido en el hoy efímero del mundo, arrastrando nuestro hoy pasajero al hoy perenne de Dios. Dios es tan grande que puede hacerse pequeño. Dios es tan potente que puede hacerse inerme y venir a nuestro encuentro como niño indefenso, a fin de que podamos amarlo. Es tan bueno que puede renunciar a su esplendor divino y descender a un establo para que podamos encontrarlo y, de este modo, su bondad nos toque, nos sea comunicada y continúe actuando a través de nosotros. Esto es la Navidad: "Tu eres mi hijo, hoy yo te he engendrado". Dios se ha hecho uno de nosotros, para que podamos estar con Él, llegar a ser semejantes a Él. Ha elegido como signo suyo al Niño en el pesebre: Él es así. De este modo aprendemos a conocerlo. Y sobre todo niño resplandece algún destello de aquel hoy, de la cercanía de Dios que debemos amar y a la cual hemos de someternos; sobre todo niño, también sobre el que aún no ha nacido.

martes, 27 de diciembre de 2011

Dr. Juan Carlo Amatucci.

Para vivir la

Navidad.

Departamento de Audiovisuales Editorial SAN PABLO.

Una de las características más distintivas del tiempo navideño en nuestros días es la costumbre de hacer regalos. Tanto las antiguas y diversas tradiciones que aún hoy se conservan (Papá Noel, el arbolito navideño, etc.) como la sociedad de consumo parecen habernos impuesto una suerte de necesidad, frenética en algunos casos. Esta urgencia por salir de compras y cumplir obligadamente con los regalos, como si se tratara de un rito, desplaza a un segundo plano al verdadero sentido de la Navidad: la celebración del nacimiento de Jesús. Prueba de ello son los centros comerciales que, por estas horas, lucen atestados de gente apresurada y haciendo largas colas para adquirir toda clase de productos.
 
¿En nuestro caso particular, como nos disponemos a celebrar esta nueva Navidad? ¿Podremos compatibilizar la celebración del nacimiento del Emmanuel con la forma  que la sociedad de consumo nos propone para vivir la Navidad? ¿Qué cosas creemos que debemos adquirir si, eventualmente, saliéramos de compras navideñas? Un simpático cuento anónimo, que recibí por Internet, titulado “La tienda del cielo”, puede ayudarnos a continuar reflexionando sobre estas cuestiones:
 
Para leer:
Con motivo de la Navidad, fui a comprar los regalos para mis seres queridos. Buscaba algo diferente este año. Un regalo que al recibirlo les causara alegría, satisfacción y que pudieran utilizar toda su vida. Finalmente, después de varios días de buscar, vi un letrero que decía "La tienda del cielo". Me acerqué, y la puerta se abrió. Me recibió un ángel entregándome una canasta y me dijo:
—Compra con cuidado— todo lo que un cristiano necesita estaba en aquella tienda—. Lo que no puedas llevar ahora lo podrás llevar después —agregó.
 
Entonces, primero compré paciencia. Luego el amor, pues estaba en la última estantería; más abajo estaba el gozo, para estar siempre alegre. 

Compré dos cajas de paz para mantenerme tranquilo y dos bolsas repletas de fe para los retos del próximo año que se está por iniciar. Recordé que debía mostrar benignidad, bondad y mansedumbre con mis semejantes; asimismo, no podía olvidarme de la templanza para controlar mi temperamento en todo momento, de modo que compre una de cada una. 

Llegué por fin a la salida y le pregunté al ángel:
 
—¿Cuánto le debo?
 
Él  me sonrió y me respondió:
 
— Hijo mío, ¡Jesús pagó tu deuda hace ya mucho tiempo!

 
Para la reflexión personal y grupal:
 
-Señalar en el texto aquello que más haya llamado nuestra atención y explicar el porqué.
 
-Confrontémonos con el autor del relato: ¿en qué aspectos nos parecemos? ¿Solemos salir de compras en esta época? ¿Nos inquieta conseguir, obsequiar regalos auténticos y originales? ¿Por qué?
 
-¿Por qué creemos que el ángel de aquella tienda le sugirió a nuestro narrador que comprara “con cuidado”? ¿Qué significa que en aquel local había “todo lo que un cristiano necesita”?
 
-¿Cuáles son las “cosas” que terminó comprando nuestro relator? ¿Por qué suponemos que eligió esos regalos y no otros? ¿Estamos de acuerdo con aquella compra?
 
-¿Qué sucedería si tuviéramos nosotros la posibilidad de visitar la “tienda del cielo”? ¿Qué regalos compraríamos?  ¿Los mismos que los del personaje del relato? ¿Otros? ¿Priorizaríamos unos más que otros? ¿Cuáles y por qué?
 
-¿Cuál era el precio de la compra? ¿Por qué el ángel no le cobró nada?
 
-¿Cómo nos disponemos a vivir esta nueva Navidad? ¿Nos encontramos imbuidos en el ritmo frenético y consumista que la sociedad y los medios nos imponen? ¿Nos cuesta reconocer, en medio de tanta propaganda, pirotecnia y bullicio, el llanto del Salvador que se nos regala en la humildad del pesebre? ¿Qué obsequios podemos llevarle al niño de Belén?
 
-Esta Buena Noticia del nacimiento de Jesús que se hace uno de nosotros y se nos regala para nuestra salvación, ¿sigue siendo causa y motivo de alegría? ¿De qué manera podemos difundirla en los ámbitos donde nos movemos?
 
Para profundizar nuestra reflexión:
 
Navidad se ha convertido en la fiesta de los regalos para imitar a Dios que se ha dado a sí mismo. ¡Dejemos que esto haga mella en nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente! Entre tantos regalos que compramos y recibimos, no olvidemos el verdadero regalo: darnos mutuamente algo de nosotros mismos. Darnos mutuamente nuestro tiempo. Abrir nuestro tiempo a Dios. Así la agitación se apacigua. Así nace la alegría, surge la fiesta. En las comidas de estos días de fiesta, recordemos la palabra del Señor: “Cuando des una comida o una cena, no invites a quienes corresponderán invitándote, sino a los que nadie invita ni pueden invitarte (cf. Lc 14,12-14). Precisamente, esto significa también: Cuando tú haces regalos en Navidad, no has de regalar algo solo a quienes, a su vez, te regalan, sino también a los que nadie hace regalos ni pueden darte nada a cambio. Así ha actuado Dios mismo: Él nos invita a su banquete de bodas al que no podemos corresponder, sino que sólo podemos aceptar con alegría. ¡Imitémoslo! Amemos a Dios y, por él, también al hombre, para redescubrir después de un modo nuevo a Dios a través de los hombres.
 
De todo eso habla la señal que les fue dada a los pastores y que se nos da a nosotros: el niño que se nos ha dado; el niño en el cual Dios se ha hecho pequeño por nosotros. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de mirar esta noche el pesebre con la sencillez de los pastores para recibir así la alegría con la que ellos tornaron a casa (cf. Lc 2, 20). Roguémosle que nos dé la humildad y la fe con la que san José miró al niño que María había concebido del Espíritu Santo. Pidamos que nos conceda mirarlo con el amor con el cual María lo contempló. Pidamos que la luz que vieron los pastores también nos ilumine y se cumpla en todo el mundo lo que los ángeles cantaron en aquella noche: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. ¡Amén!
 
(Benedicto XVI, Extractos de la Homilía en la solemnidad de la Natividad, 24/12/2006, tomado de www.vatican,va)
 

 
Para rezar:
 
Querido Papá Dios,
¿cuánto falta para Navidad?
Es que queremos preparar con tiempo
un regalo para ti y los demás.
Tú, que eres el inventor de los misterios,
enséñanos a pensar en regalos que sorprendan
hasta aquellos que tienen más.
Querido Papá Dios, 
¿falta mucho para Navidad?
No sabemos si nos alcanza el tiempo
para todo lo que hay que hacer.
Envolver besos, abrazos, cariño, risa, amor y amistad.
Para todos los que no saben
que es una fiesta el poder dar.
Querido Papá Dios,
¿cuándo llega la Navidad?
Es que estamos muy ansiosos 
deseando que ya pueda llegar
ese tiempo para festejar
la sorpresa de Jesús 
que se nos vino hasta acá.
Querido Papá Dios,
¿por qué esperar hasta Navidad?
Si hoy ya podemos empezar
sorprendiéndote a vos y a muchos más
dando nuestras vidas por los demás.
Amén.
 
(Anónimo, tomado de www.webselah.com)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Quinientos años 

de Navidad 

sin Justicia.


Gualeguaychú (Entre Ríos), 20 Dic. 11 (AICA)
Fray Antonio de Montesinos



Fray Antonio de Montesinos

500 AÑOS DE NAVIDAD SIN JUSTICIA.
Artículo del Pbro. Raúl Benedetti, párroco de Nuestra Señora de Aránzazu, Victoria, Entre Ríos y de monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú, publicado en el diario Tiempo Argentino (16 de diciembre de 2011)
“Manifiesto es, por infinitos testimonios (…) la mansedumbre y pacífica y modesta natural cualidad y condición de los habitadores naturales desta isla
y las pocas y leves y casi ningunas armas que tenían (…)”
HISTORIA DE LAS INDIAS, Fray Bartolomé de las Casas
En este mes de diciembre celebraremos los cinco siglos de una homilía famosa, pronunciada por Fray Antonio de Montesinos, en la capital de la isla llamada “la Hispaniola”, actual Santo Domingo, precisamente con motivo de las ferias de Adviento. El relato de este episodio nos viene en la obra Historia de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas, un conocido defensor de los derechos de los indios.

La comunidad religiosa de la Orden de los Predicadores —más conocida como “dominicos”—, le encomendó a Fray Antonio la lectura de la predicación, que todos previamente habían rezado, acordado y firmado. Aquel domingo 21 de diciembre de 1511 quizás el sol irradiaba su luz con más fuerza que otros domingos; parecía ser uno más pero se convirtió en el primer escalón de un largo camino que terminaría en España, cuando el Rey decretase las Leyes de Indias, varios años después.

Habiendo llamado la atención de los casi adormilados oyentes, el padre Antón, como le llamaban, preanunció que tenía que decir cosa gravísima, “la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír”, espetó con énfasis el predicador.

Se acomodaron curiosos en sus asientos rústicos los españoles, terratenientes que se iban enriqueciendo de modo impensable en estas prósperas e inagotables tierras americanas, presididos por don Diego de Colón, hijo del descubridor. Estos beneficios económicos se debían a la mano de obra barata que representaba la ayuda de los naturales, en aquel tiempo llamados “yndios”.

El púlpito parecía quedarle chico al padre, de buena estatura él, cuando arrancó con la frase del Evangelio de aquel domingo 21 de diciembre: “Ego sum vox clamantis in deserto” (“Yo soy la voz que clama en el desierto”) y no se arredró para nada cuando atacó con lo más importante del mensaje:

“Esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? Y ¿qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Éstos no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”.

Concluido el sermón, se bajó del púlpito con la cabeza no muy baja, porque no era hombre que quisiese mostrar temor, así como no lo tenía, narra Bartolomé de las Casas.

¿Imaginan lo que pasó luego? Un revuelo jamás pensado. Unos querían se desdijese. Los otros frailes dominicos cerraron filas junto al padre Antonio, afirmando que lo predicado contaba con el beneplácito y aprobación de toda la comunidad. Colón que interviene y amenaza a la comunidad religiosa exigiendo una retractación. Solamente quienes no conocieran a aquellos frayles podían esperar una disculpa. Al domingo siguiente un templo repleto se encontró con la misma claridad y más fundamentos a lo dicho una semana atrás, y la exhortación a “que con tiempo se remediasen, haciéndoles saber que a hombres de ellos no los confesarían, más que a los que andaban asaltando”.

Y el lío que llega a España, y los estudiosos que investigan las cosas, y dimes y diretes…

Ahí nace en estas tierras –al menos en lo que tenemos documentado– la firme postura de la Iglesia como defensora de los derechos de las gentes denunciando a quienes buscan la riqueza a costa del sudor y la sangre del pobre.
Por eso Juan Pablo II afirmó que: “Desde los primeros pasos de la evangelización, la Iglesia católica, movida por la fidelidad al Espíritu de Cristo, fue defensora infatigable de los indios, protectora de los valores que había en sus culturas, promotora de humanidad frente a los abusos de colonizadores a veces sin escrúpulos”. Y menciona entre quienes predicaban señalando injusticias y atropellos a Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas. (Juan Pablo II, 12/10/1992)
Pero no todas fueron luces. También nos duelen las sombras de silencio, cobardía o complicidad.
Esta necesidad de promover los derechos humanos y cuidar especialmente de los pobres aún no termina. Sin duda que los procesos de liberación iniciados hace dos siglos junto con el afianzamiento de la democracia han redundado en Justicia y Libertad para nuestros pueblos. Pero también hemos de reconocer que en muchos lugares los aborígenes o habitantes naturales son explotados o desplazados de sus tierras. Hay extensas regiones sometidas al saqueo de riquezas minerales, vegetales o animales depredando el ambiente y provocando daños irreversibles a la biodiversidad. Con maquinarias más poderosas y formas sutiles de dependencia y opresión se han ido reeditando injusticias en toda la historia de América Latina durante estos cinco siglos. No por casualidad terminamos siendo el Continente más desigual del Planeta.
También hoy, cerca de la Navidad, hace falta mirar a los más pobres y excluidos.
Seguimos en deuda, fray Antón.
Pbro. Raúl Benedetti, párroco de Nuestra Señora de Aránzazu, Victoria, Entre Ríos
Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú.

martes, 20 de diciembre de 2011

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Qué detalle. . . 
Qué detalle, Señor, has tenido conmigo
cuando me llamaste, cuando me elegiste, 

cuando me dijiste que tú eras mi amigo. 

qué detalle, Señor, has tenido conmigo.
Te acercaste a mi puerta y pronunciaste mi nombre. 
Yo temblando te dije: aquí estoy, Señor. 

Tú me hablaste de un Reino, de un tesoro escondido, 

de un mensaje fraterno que encendió mi ilusión.
Yo dejé casa y pueblo por seguir tu aventura, 
codo a codo contigo comencé a caminar. 

Han pasado los años y aunque aprieta el cansancio 

paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás.
Qué alegría yo siento cuando digo tu Nombre, 
qué sosiego me inunda cuando oigo tu voz, 

qué emoción me estremece cuando escucho en silencio 

tu palabra que aviva mi silencio interior.
Letra: José Antonio Olivar

domingo, 18 de diciembre de 2011

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Se inauguró el 


Pesebre de la 


Ciudad con 50 


imágenes en 


tamaño natural.

Está en la plaza Mariano Moreno y sus figuras son del mismo creador de las del parque Tierra Santa. 

El viernes se bendijo otro Belén en la Plaza de Mayo.

El domingo saldrá un pesebre itinerante, y habrá un concierto navideño en la Catedral.

El Pesebre de la Ciudad, con 50 imágenes de tamaño natural, fue inaugurado el sábado por la noche en la plaza Mariano Moreno, avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña, en una campaña organizada por el arzobispado de Buenos Aires para recuperar el sentido cristiano y religioso de la Navidad.

La iniciativa del arzobispado de Buenos Aires y la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo, lleva por lema "El Amor está entre nosotros".
El pesebre, que se exhibirá hasta el 6 de enero, fue diseñado y construido por el publicitario Fernando Pugliese, también creador de las imágenes del parque temático Tierra Santa y aquellas que recuerdan en la Ciudad a Alberto Olmedo junto a Javier Portales en sus personajes de Álvarez y Borges.
Tras la bendición a cargo del sacerdote Alejandro Russo, se entregaron imágenes de Jesús niño a personas "representativas", entre estas el actor Juan Carlos Calabró y la conductora televisiva Canela.
Allí hubo, además, un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica de la Policía Federal y la Cámara de Ensamble de Buenos Aires, que ofrecieron un repertorio navideño y canciones de la Misa Criolla.
El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Eduardo García, bendijo el viernes otro pesebre en la Plaza de Mayo, realizado por ex alumnas del colegio María Auxiliadora junto a la artista plástica Vezna Polianec y el arquitecto Luis Brusco."La idea de este pesebre es reflejar que Jesús nace en todos los hogares Cuando me lo contaron me encantó y estoy seguro que la gente también se va a ver reflejada", dijo Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.   
 El viernes también se iluminaron los árboles navideños de la Ciudad y se entregó el premio al mejor pesebre expuesto en las comunas, en una iniciativa conjunta de la Iglesia y el gobierno porteño.       
 El domingo, a las 15 desde la parroquia Nuestra de la Esperanza,en Puerto Madero, saldrá un pesebre itinerante, montado en un camión, que hasta el viernes recorrerá la ciudad con figuras humanas representando a Jesús, María y José.
Además, el domingo habrá conciertos navideños en 15 templos porteños: a las 19 será en la catedral metropolitana.En tanto, el lunes, a las 16, el pesebre itinerante organizado por las vicarías Pastoral y Niños saldrá del antiguo edificio del Correo, Ramón Carrillo y calle 15, actividad de la que participarán niños en situación de calle y habitantes de la villa 31.
La campaña de Navidad consistirá, además, en la distribución de miles de afiches en negocios y hogares, colocar carteleras en espacios de la vía pública, sobre todo en frentes de templos y colegios, y repartir ciento de miles de estampas alusivas.La propuesta incluirá "gestos solidarios" en hospitales pediátricos y maternales, donde se entregarán pañales y ropa de bebé, además de cajas con alimentos para la Nochebuena.
Fuente DyN.

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Bergoglio, 

presenta su renuncia como Arzobispo de Buenos Aires.


El cardenal pasa a superar el límite de edad canónico. Se especula con que ya hace un tiempo formalizó el trámite mediante carta al Papa, y que Benedicto XVI extendió dos años su permanencia. De no ser así, Mons. Stanovnik es candidato a sucederlo.

Por Guillermo Villarreal (DyN)
El cardenal Jorge Bergoglio formalizó su renuncia al papa Benedicto XVI y ya se especula sobre el posible sucesor, aunque a priori el Pontífice firmó una comunicación interna extendiéndole por dos años su mandato como arzobispo de Buenos Aires.
La mera versión derivó en la reacción de sectores del kirchnerismo gobernante que siguen viendo al primado como una pieza clave del entramado político de la Iglesia, pese a no presidir la Conferencia Episcopal Argentina, y hubieran querido -reconocieron a DyN- que se fuese "lo antes posible".
Un odio visceral que organismos de Derechos Humanos y allegados al fallecido Néstor Kirchner intentaron traducir en juicios para que el primado "vaya preso" en dos causas por delitos de lesa humanidad.
El trascendido sobre una prórroga de mandato provocó además alivio entre la mayoría del clero porteño, que lo respeta como "padre" y aplaude su gestión pastoral, y también malestar en unos pocos sacerdotes que, en privado, rechazan su "estilo personalista".
Bergoglio cumple este sábado 17 de diciembre 75 años, la edad límite que marca la norma canónica para que los obispos eleven su dimisión a Roma.
En la curia porteña, muy próxima a la Casa Rosada, prima por estas horas un total hermetismo. 

Nadie, o casi nadie, se atreve a decir si el arzobispo cumplimentó ese trámite obligatorio.
Sólo una mujer entrada en edad y con experiencia en el movimiento interno de los despachos de Rivadavia 415, esbozó una hipótesis ante una consulta de DyN.
"Conociéndolo, como lo conozco (a Bergoglio), que es muy estricto en cuanto al orden y a sus papeles, le diría que la renuncia la presentó hace tiempo. 
No tenía motivos para esperar hasta último momento", estimó.
Haya presentado o no la dimisión por edad, es casi un hecho -aseguraron otras fuentes eclesiásticas- que el Papa ratificará a Bergoglio en el cargo, pero también es probable que el purpurado no haga pública tal renovación de confianza de Benedicto XVI.
De ratificarse la versión no será la primera vez que un arzobispo y cardenal argentino es mantenido en el cargo.
El último caso fue Raúl Primatesta, a quien Juan Pablo II prolongó cuatro años el mandato al frente del arzobispado de Córdoba mediante una carta escrita de puño y letra.
Con Benedicto XVI el antecedente más próximo hay que buscarlo en Cuba, donde el cardenal Jaime Ortega, quien cumplió 75 años el pasado 18 de octubre y diez días después notificó a su feligresía que fue confirmado como arzobispo de La Habana.
Mientras se espera saber cuál es el futuro de Bergoglio, en ambientes eclesiásticos ya hay especulaciones sobre el sucesor o posible coadjutor, alternativa en pos de una transición ordenada hasta que definitivamente el Papa le acepte la renuncia.
En la danza de nombres, el arzobispo santafesino José María Arancedo, actual presidente del Episcopado, quedó virtualmente descartado por su edad próxima al límite canónico, que no le dan tiempo para la gestión pastoral.
Esto puso en el primer lugar de las especulaciones al arzobispo correntino Andrés Stanovnik, y con menos crédito al salteño Mario Cargnello.
Fuente: DyN .

Doctor Juan Carlo Amatucci.

Los cristianos estamos 
en tiempos 
de persecución".
Moscú. (Rusia) , 16 Dic. 11 (AICA).
Aseguran que los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo.
Aseguran que los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo.


Los cristianos estamos todos en el mismo barco. 
En tiempos de persecución de los cristianos lo que importa es ser solidarios”. Con estas palabras, Peter Humeniuk, experto sobre Rusia en la asociación católica internacional “Ayuda a la Iglesia Necesitada” (AIN), comentó la conferencia sobre “Libertad religiosa: el problema de la discriminación y persecución de los cristianos”, que se celebró en Moscú a comienzos de diciembre. 
 El anfitrión de la conferencia, que contaba con el apoyo económico de AIN, fue el Patriarcado de Moscú. 
 En la actividad, que despertó mucho eco en los medios rusos, participaron altos representantes de las iglesias ortodoxa, católica y orientales. 
 Por la parte católica estuvo el nuncio apostólico en la Federación Rusa, monseñor Iván Jurkoviè, el arzobispo Erwin Josef Ender, del Vaticano, y el arzobispo de la arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Paolo Pezzi. 
 Participaron asimismo el Gran Muftí de Rusia, Farid Salman, y el presidente de la Conferencia Europea de Rabinos, Pinchas Goldschmidt. 
 La actividad, de dos días de duración, finalizó con una alocución del Patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kiril. “Los cristianos de las diferentes confesiones estamos unidos entre sí en lo bueno como en lo malo. Actualmente, los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo”, comentó Humeniuk. Hay que buscar vías para “documentar la verdad sobre la persecución que nuestros hermanos en la fe sufren en muchos países del mundo”. 
 “Los cristianos han de hacerse oír a escala política internacional y encontrar instrumentos comunes para hacer frente a la injusticia y para superarla. Por tanto, las iniciativas conjuntas de las Iglesias, ortodoxa y católica, son “la respuesta para estar a la altura de los tiempos, debido a la dramática situación actual”. 
 “Ortodoxos y católicos no deben considerarse como rivales” 
El experto sobre Rusia recordó en este contexto la comparecencia común del cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos, y el presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, el metropolita Hilarion (Alfeyev) de Volokolamsk en el Congreso “Punto de encuentro: Iglesia Universal”, organizado por “Ayuda a la Iglesia Necesitada” en Würzburg el pasado marzo, al que calificó de “encuentro histórico”. 
 Entonces dijo el metropolita Hilarion: “Ortodoxos y católicos no deben considerarse hoy como rivales, sino como aliados en la protección de los derechos de los cristianos. El futuro depende de nuestros esfuerzos conjuntos”. 
 “Un paso importante en estos esfuerzos conjuntos es la conferencia de Moscú. Teniendo en cuenta los acuciantes problemas de los tiempos actuales, son posibles y necesarias otras iniciativas”. 
 “Otro reto al que se enfrentan nuestras iglesias es, por ejemplo, la crisis económica”, dijo Humeniuk. 
 Los cristianos en el Cercano Oriente 
Un sector central de la Conferencia estuvo formado por la situación de los cristianos en el Cercano Oriente. El padre Andrzej Halemba, experto para el Cercano Oriente de “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, quien también participó en la conferencia de Moscú, se refirió durante su ponencia a la necesidad de ayudar a los cristianos en los países de esa región: es importante ayudarles a que perseveren en sus países, también en situaciones más difíciles. Para ello es necesario fomentar la formación de la juventud. 
 “Los cristianos -dijo- no deben estar peor formados que el resto de la sociedad, sino que han de gozar de una mejor educación”. Las escuelas dirigidas por la Iglesia, que también están abiertas a estudiantes musulmanes, fomentan además la comprensión de los valores cristianos por parte de los musulmanes. 
 “Además urge garantizar la atención pastoral de los cristianos que emigraron de Oriente y que encontraron una nueva patria en América, Europa o Australia. 
 “Es de gran prioridad fomentar el diálogo cristiano-islámico y facultar a los representantes de las iglesias cristianas para que puedan mantener este diálogo sobre una base científica sólida”, declaró Halemba.+ (Eva María Kolmann)