Bergoglio..
en una visita clave al Vaticano que
definirá su futuro.
El purpurado sabrá, aunque quizá no trascienda, si el Papa le pedirá que siga al frente de la arquidiócesis de Buenos Aires dos años más como se especula.En diciembre había presentado su renuncia por haber llegado a la edad límite de 75 años.
José Ignacio López (La Nación)
Por primera vez desde que presentó su renuncia como arzobispo de Buenos Aires al cumplir, en diciembre, 75 años, el cardenal Jorge Bergoglio viajó a Roma para participar del consistorio al que convocó Benedicto XVI para la creación de 22 nuevos cardenales. Bergoglio, uno de los dos cardenales argentinos en condiciones de participar de un eventual cónclave, sabrá en estos días -aunque la decisión no se haga pública- si el Papa le pedirá que continúe al frente de la arquidiócesis, como se descuenta en medios de la Iglesia.
El arzobispo porteño, que, según versiones, recogió votos en las primeras rondas del cónclave que eligió a Benedicto XVI, goza de buena salud y ha recibido muestras de confianza del Papa y de otros cardenales y obispos tanto en los últimos sínodos como en la IV Asamblea General del Episcopado de América latina y el Caribe en Aparecida, Brasil. Es habitual que el Papa prorrogue el mandato de los obispos que dimiten cuando llegan al límite de los 75 años y sólo acepte la renuncia simultáneamente con la designación del sucesor.
En otros casos, como acaba de ocurrir en la diócesis de San Isidro, la dimisión de monseñor Jorge Casaretto fue aceptada rápidamente porque hacía tiempo que estaba designado Oscar Ojea como coadjutor con derecho a sucesión.
En noviembre, Bergoglio terminó su segundo período de tres años como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y el 17 de diciembre alcanzó la edad fijada para presentar la dimisión como arzobispo de Buenos Aires. Por esa coincidencia entre la finalización de un mandato que ya no admitía reelección y la renuncia por razones de edad se llegó a interpretar que también dejaba inmediatamente el gobierno de la arquidiócesis.
La Congregación de Obispos es el dicasterio que asiste al pontífice en la selección y designación de obispos -proceso que es materia de controversia y demandas de cambio- y en el cual el nuncio tiene un papel significativo.
En enero último, el Papa designó al frente de la Nunciatura al suizo Emil Paul Tscherrig, quien llegará a Buenos Aires en la primera semana de marzo.
Bergoglio y el cardenal Leonardo Sandri, quien fue directo colaborador de Juan Pablo II, hoy prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, son los purpurados argentinos en condiciones de elegir al próximo pontífice.
Los otros dos, Jorge Mejía, archivista y bibliotecario emérito de la Santa Sede, y Estanislao Esteban Karlic, arzobispo emérito de Paraná y ex presidente del Episcopado, han pasado el límite de edad para votar: el primero llegó a 89 años el 31 de enero, y una semana después Karlic, de visita en Roma, cumplió 86.
Los cuatro participarán el sábado próximo del cuarto consistorio del pontificado de Benedicto XVI, durante el cual el Papa entregará las birretas a 22 nuevos cardenales, entre los cuales hay un solo latinoamericano: el ex arzobispo de Brasilia Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Ese es uno de los rasgos que distinguen a este consistorio: diez de los nuevos purpurados presiden dicasterios o son miembros de la curia vaticana, como Fernando Filoni, que fue durante cuatro años hasta 2011 sustituto del secretario de Estado, o el único español de la lista, Santos Abril y Castelló. Otros nueve son obispos residenciales de distintas zonas del mundo y los otros tres "beneméritos eclesiásticos que se han distinguido por su compromiso y servicio a la Iglesia" y que exceden largamente los 80 años.
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