Reflexiones del
Rabino
Sergio Bergman.
Estimados amigos:
En estos días tan especiales, quiero compartir un mensaje de bendición para nuestros hermanos cristianos por la Navidad de quien nacido en el seno de una familia judía, y habiéndose transformado en maestro y Rabino a la ley de la Torá, no la vino a abolir sino a llenar de espíritu. Natividad de quien fue proclamado como Cristo; inaugurando sus seguidores por esta nueva fe, una nueva religión.
No es Jesús lo que nos separa sino Cristo asumido como Mesías e hijo de Di-s (el judaísmo no asume en Jesús a Cristo, y continúa esperando con fe completa la llegada del Mesías).
Como cordero de Di-s, fue sacrificado para redimir los pecados de la humanidad. Resucitado, anunció que volvería cuando la humanidad toda se reconociera como familia humana; haciendo en la Tierra, el anticipo del Reino del cielo.
En el tronco judeocristiano, en la riqueza de la diferencia de dos ramas del mismo tronco, del mismo árbol de vida, que tiene las mismas raíces y que propone los mismos frutos.
Es por eso que, en lo común que nos da unidad, se encuentra el ideal de lo mesiánico; ya que para algunos, como el pueblo judío, el Mesías llegará por primera vez; y para otros, nuestros hermanos cristianos, regresará.Mientras tanto, juntos como hermanos, debemos hacer desde religiones diferentes, el mismo trabajo, hacernos cada día más humanos a imagen y semejanza de Di-s, que es uno y único; y como Padre, nos tiene a todos por igual como sus hijos.
Compartir también la bendición de Januca, que en su quinta vela, coincide con la Navidad, unificando en dos tradiciones diferentes el valor universal de la luz.La natividad trae a luz al niño Jesús; y Januca trae la luz del milagro de la vida cotidiana, que debe ser nuestro santuario.La luz es exactamente la misma, porque es la luz de Di-s y del espíritu, la luz desde lo sagrado, desde lo mesiánico, de la obra de nuestras manos, del aceite que tenemos que extraer de nuestro corazón, como el olivo; y ofrendarlo, para hacer luz en la acción redentora de nuestro esfuerzo en contribución.En bendición y felicidad,
Rabino Sergio Bergman.
En el tronco judeocristiano, en la riqueza de la diferencia de dos ramas del mismo tronco, del mismo árbol de vida, que tiene las mismas raíces y que propone los mismos frutos.
Es por eso que, en lo común que nos da unidad, se encuentra el ideal de lo mesiánico; ya que para algunos, como el pueblo judío, el Mesías llegará por primera vez; y para otros, nuestros hermanos cristianos, regresará.Mientras tanto, juntos como hermanos, debemos hacer desde religiones diferentes, el mismo trabajo, hacernos cada día más humanos a imagen y semejanza de Di-s, que es uno y único; y como Padre, nos tiene a todos por igual como sus hijos.
Compartir también la bendición de Januca, que en su quinta vela, coincide con la Navidad, unificando en dos tradiciones diferentes el valor universal de la luz.La natividad trae a luz al niño Jesús; y Januca trae la luz del milagro de la vida cotidiana, que debe ser nuestro santuario.La luz es exactamente la misma, porque es la luz de Di-s y del espíritu, la luz desde lo sagrado, desde lo mesiánico, de la obra de nuestras manos, del aceite que tenemos que extraer de nuestro corazón, como el olivo; y ofrendarlo, para hacer luz en la acción redentora de nuestro esfuerzo en contribución.En bendición y felicidad,
Rabino Sergio Bergman.
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