Alegato contra la indiferencia.
I
Delgado, con el pelo rapado, simpático, atento y lúcido. Tiene 93 años, se dirige a su mujer, de parecida edad, llamándola “amor mío”. Ha vivido una vida de aventuras, coraje y determinación que no cabría en varias películas, y habita un piso discreto y acogedor en un barrio del sur de París.
Estuvo dos veces en campos de concentración y las dos veces se escapó.
“El mundo va mal, gobernado por poderes financieros que lo quieren todo”, o “Nosotros nos jugábamos la vida.
Hoy los jóvenes se juegan la libertad”, solía decir.
Canturrea al pasearse por su casa.
Recibe muchas llamadas que no contesta.
Su fax temblequea constantemente.
Su librito, un panfleto político de 32 páginas titulado Indignez vous! (¡Indígnense!), ya ha sido comprado por miles de personas en todo el mundo.
StéphaneHessel. Nació en Berlín. Llegó a París en 1924, a los siete años.
Hessel estudió en la Escuela Normal Superior, donde conoció a un filósofo francés llamado Jean Paul Sartre:
“Era un tipo influyente, que te convencía de cómo tenías que ser y cómo debías actuar”.
Fue confinado y hecho prisionero en un campo de concentración, entre otras vivencias.
“Mi obra exhorta a los jóvenes a indignarse.
Todo buen ciudadano debe indignarse actualmente porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo”. Y sigue: “En nuestra época, teníamos un adversario claro: Hitler, Stalin; y dijimos ¡No!
Ahora, el enemigo es más difícil de encontrar.
Pero es igual de importante gritar ¡no!
Hay que resistir otra vez.
Nosotros nos jugábamos la vida.
Pero los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la humanidad”.
En 1948, participó en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada en París.
Trabajó y viajó por todo el mundo, siempre fiel a los valores de la Resistencia y los Derechos Humanos.
Stéphane Hessel.
II
Es el inspirador ideológico de lo que, hoy, miles de jóvenes están llevando a cabo en España y en muchos países del mundo.
Es el novedoso Movimiento del 15M, “Por una democracia real ¡ya!”. Esta actual movida desde “la indignación” que estamos viendo absortos, asoma en la mente de un verdadero grande del siglo XX.
Hessel comienza su llamamiento de “la indignación” reconociendo que habla a los jóvenes desde la última etapa de su vida, ya que “el fin no está muy lejos”.
Pero que tiene la suerte de poder recordar lo que ha servido de base a su compromiso político: “Los años de la resistencia y el programa que elaboró, el del 15 de marzo de 1944, basado justamente en la indignación que producían en los jóvenes la ocupación y el nazismo, y fundado en un conjunto de principios y valores sobre los cuales debería reposar la democracia moderna”.
Sostiene que el interés general debe estar por sobre el interés particular, que la justa repartición de las riquezas generadas por el mundo del trabajo debe primar sobre el poder del dinero; que lo que necesitamos hoy son los valores de la democracia.
Sostiene que el interés general debe estar por sobre el interés particular, que la justa repartición de las riquezas generadas por el mundo del trabajo debe primar sobre el poder del dinero; que lo que necesitamos hoy son los valores de la democracia.
Que nuestra civilización occidental atraviesa una gran crisis porque no ha sido capaz de deshacerse del capitalismo no regulado.
Las fuerzas del capital son más poderosas que nuestros gobiernos.
El dinero es más poderoso que el Estado.
Sólo el Estado puede asegurar que la democracia sea realmente implementada y el único que puede sobrellevar el poder de las finanzas y de la plata. (Menos en Argentina)
No podemos vivir en un mundo donde millones de personas son terriblemente pobres, mientras, al mismo tiempo, otros ganan millones de dólares cada mes.
Esa diferencia, en su pequeño panfleto, es considerada como uno de los peligros reales contra el cual debemos luchar…
La indiferencia es la peor de las actitudes.
III
La indiferencia es la peor de las actitudes.
Si alguien se comporta con indiferencia, “pierde uno de los componentes esenciales que conforman lo humano”.
Identifica los dos grandes desafíos del presente: no se puede dejar crecer esta distancia entre ricos y pobres en el mundo; es necesario salvaguardar los derechos del hombre y el estado del planeta.
Dos desafíos, se entiende, con todo su contenido social, político, biológico y moral.
Hessel convoca a asumir estos compromisos, y he aquí su originalidad, por la vía no violenta. La violencia “le da la espalda a la esperanza”.
Para él, “hay que preferir la esperanza, la esperanza de la no violencia”.
Podemos reconocer, en este mensaje, las influencias de un Mandela, o un Martin Luther King, o un Gandhi. Hessel recomienda solucionar los conflictos a través de una comprensión mutua y “una paciencia vigilante”, fundadas en los derechos cuya violación, cualquiera sea el autor, “debe provocar nuestra indignación”; y termina afirmando en una especie de posdata:
“Crear es resistir."
"Resistir es crear”.
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