REFLEXIÓN DE MONSEÑOR
HÉCTOR AGUER,
ARZOBISPO DE LA PLATA.
En su reflexión semanal televisiva, se refirió al mensaje del papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebró el pasado domingo 5 de junio.
El prelado valoró, citando al Pontífice, las posibilidades extraordinarias y también los peligros que conlleva la comunicación por la vía digital para la tarea evangelizadora de la Iglesia, y aseguró que "estos peligros no se refieren solamente a las cuestiones religiosas y a la difusión de la fe sino que son apuntados también por muchos pedagogos y por personas que estudian los cambios de las costumbres, la psicología social".
"Ya se está comenzando a poner la atención sobre el efecto que este tipo de tecnología comunicativa tiene, por ejemplo, sobre los jóvenes, sobre los adolescentes", advirtió.
El arzobispo platense indicó que "sin embargo, si miramos la realidad y, concretamente, la realidad de la Argentina todavía el efecto más importante en el plano de la cultura popular lo protagoniza la televisión. Sin duda iremos entrando, poco a poco, en el mundo digital pero, de hecho, es la televisión la que llega a todas partes y más concretamente también podemos decir la televisión abierta".
Tras señalar que "en este campo, si uno compara el nivel de la televisión en la Argentina con el que se da en otros países hay motivos para preocuparse seriamente", habló puntualmente de dos casos.
"A mí me preocupa que un programa que tiene un altísimo rating sea una de las fuentes de degradación cultural más notable desde que la televisión existe", reconoció, aunque sin identificarlo.
Monseñor Aguer también dijo que "otro motivo de preocupación es que un canal educativo, por muchos conceptos excelente, imponga en sus programas una uniformidad ideológica semejante a la de aquellos países en los que impera un pensamiento único".
Asimismo, sostuvo que "el enunciado de estos datos implica que debemos ejercer un oportuno discernimiento en este mundo de la comunicación y, especialmente, en el campo de la televisión.
El prelado valoró, citando al Pontífice, las posibilidades extraordinarias y también los peligros que conlleva la comunicación por la vía digital para la tarea evangelizadora de la Iglesia, y aseguró que "estos peligros no se refieren solamente a las cuestiones religiosas y a la difusión de la fe sino que son apuntados también por muchos pedagogos y por personas que estudian los cambios de las costumbres, la psicología social".
"Ya se está comenzando a poner la atención sobre el efecto que este tipo de tecnología comunicativa tiene, por ejemplo, sobre los jóvenes, sobre los adolescentes", advirtió.
El arzobispo platense indicó que "sin embargo, si miramos la realidad y, concretamente, la realidad de la Argentina todavía el efecto más importante en el plano de la cultura popular lo protagoniza la televisión. Sin duda iremos entrando, poco a poco, en el mundo digital pero, de hecho, es la televisión la que llega a todas partes y más concretamente también podemos decir la televisión abierta".
Tras señalar que "en este campo, si uno compara el nivel de la televisión en la Argentina con el que se da en otros países hay motivos para preocuparse seriamente", habló puntualmente de dos casos.
"A mí me preocupa que un programa que tiene un altísimo rating sea una de las fuentes de degradación cultural más notable desde que la televisión existe", reconoció, aunque sin identificarlo.
Monseñor Aguer también dijo que "otro motivo de preocupación es que un canal educativo, por muchos conceptos excelente, imponga en sus programas una uniformidad ideológica semejante a la de aquellos países en los que impera un pensamiento único".
Asimismo, sostuvo que "el enunciado de estos datos implica que debemos ejercer un oportuno discernimiento en este mundo de la comunicación y, especialmente, en el campo de la televisión.
Hay que advertir estas cosas y reaccionar como corresponde, porque de lo contrario vamos a vernos cada vez más sumergidos en una especie de pantano cultural en el que todo es igual, nada es mejor y donde la verdad, la bondad y la belleza desaparecen".
Finalmente, monseñor Aguer consideró que "el gran drama sería que estos medios fabulosos, que tienen que servir a la edificación del hombre, sirvan por el contrario para su degradación y para ir fomentando en la sociedad humana una progresiva deshumanización".
Fuente: AICA
Finalmente, monseñor Aguer consideró que "el gran drama sería que estos medios fabulosos, que tienen que servir a la edificación del hombre, sirvan por el contrario para su degradación y para ir fomentando en la sociedad humana una progresiva deshumanización".
Fuente: AICA
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