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para escucharme cada vez que Le llamo.
Mi mirada está fija en Ti, mi Señor. Medito en Ti sin cesar.
Tú eres mi Alimento, mi Pan y mi Vino,
no tengo necesidad de nada más en este mundo hostil.
Mi alma tiene sed de Ti, por Ti mis labios están resecos.
Tú eres mi Dios que me buscaste y me encontraste en mi miseria.
Permíteme permanecer en Tu Sagrado Corazón.
De Mí nunca sufrirás rechazo alguno.


Mi Santa Eucaristía no debería ser malgastada o tratada como si no fuera Santa. Si comprendieran plenamente lo que Yo les ofrezco y a Quién reciben en ustedes, Me bendecirían sin cesar. ¡Miren! Hasta Mis Ángeles, que los contemplan desde lo alto, desean este Alimento que ustedes pueden tomar, y ellos no. Sin embargo, muchos de ustedes no parecen percibir Su Plenitud...
Yo soy el Prisionero del Amor detrás de cada Tabernáculo, aguardando y esperando verlos venir. Acérquense todos ustedes quienes van errando todavía en este desierto, vengan a Mí puros y limpios. Dejen que Me regocije en ustedes, así que agraden aún más Mi Corazón, arrepintiéndose, reconociendo sus pecados. No digan: "¿Por qué confesarme? No tengo nada que decir a mi confesor". No sean de aquellos que han perdido el sentido del pecado. Ustedes están lejos de ser perfectos, sin embargo, algunos se comportan como si estuvieran sin mancha y hubieran alcanzado la perfección. Sean humildes, sean humildes. Sus pecados se pueden detectar, fácilmente, si oran con sinceridad de corazón y Me piden que los ayude a detectarlos.
Benditos sean los que obedecen Mi Ley, siguen Mis Preceptos y honran Mis Santos Sacramentos. Benditos sean todos los que vienen a Mí llenos de Fe, a comerme y a beberme.

Vengan. Yo deseo ardientemente estar con ustedes, así que no se apresuren ni sean impacientes en sus oraciones. No se burlen de la piedad, reflexionen y mediten Mis mandatos. Aunque no puedan verme, Yo les digo que Mi Mano está sobre cada uno de ustedes, bendiciéndolos, dejando Mi Aliento sobre todos.
Sean uno.


Más tarde.
pues así aprendo mejor Tus normas.
(Salmo 119, 71)
Yo sé que por Amor Tú me haces sufrir.
Tú me prodigas Tu Amor
porque me has hecho Tu descendencia.
Sé que Tú entrenas a aquellos a quienes amas.
¡Tú eres, Señor, un Fuego consumidor!
Vassula Mía, cada día que pasa te trae más cerca de Mí. Día tras día, Yo te doy pruebas de Mi Amor y de que soy Yo quien Me manifiesto a ti de esta manera.




Sí, Mi niña de luz, tú Me perteneces y por eso la Obscuridad es tu enemiga y tu perseguidora. La descendencia de las Tinieblas perseguirá siempre a Mi descendencia.

Nunca dejes de orar, niña Mía. El Amor te ama eternamente.

29.09.89
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