ESPIRITUALIDAD.
La curación depende...
no es obra de uno".
El fenómeno:
Padre Ignacio.
Su presencia, donde quiera que esté, moviliza: desde su parroquia, del modesto barrio Rucci de Rosario, o desde cualquier lugar que elija para "trasmitir las gracias que inocultablemente Dios realiza por sus manos". Con o sin el milagro cumplido, todos se van reconfortados.
Un millón de personas pasa cada año delante del padre Ignacio Peries. Víctimas del dolor por una enfermedad, un impedimento físico o un desgarro familiar, católicos y no católicos confían en su mediación ante Dios.
Este cura que llegó hace treinta años de Sri Lanka es el protagonista de un impresionante fenómeno religioso. Algunos lo llaman "el cura sanador"; sin embargo, él mismo aclara en una entrevista conClarín: "Lo cierto es que la curación, como Jesús lo dijo, es ´tu fe te salva´; la fe obra. Además, yo no busco la curación. Lo más importante es dar la paz de Dios a las personas. Al encontrarla, se acercan a él, abriéndose el camino espiritual o reencontrándolo. La curación depende de la gracia de Dios, no es obra de uno".
El 11 de octubre de 1950 fue bautizado como Ignacio Peries Kurukulasuriya. Se trasladó muy joven al Reino Unido, donde se ordenó sacerdote en 1979. Enviado por su comunidad, la Cruzada del Espíritu Santo, llegó ese mismo año como misionero a la Argentina, a un pueblo del interior cordobés, Tancacha. A los pocos meses, se mudó a Rosario, en donde creció su fama de sanador: el último Viernes Santo hubo ciento cincuenta mil personas en el Vía Crucis.
Él entiende que "nadie sana, nadie tiene el poder de curar; quien lo tiene es el Señor. Solamente Dios me puede elegir, como a cualquier otro sacerdote o persona. A mí me dio la gracia de amar a los enfermos y estar con ellos. Esa es mi vocación. Otros pueden confesar horas y horas, otorgar el perdón de Dios, aconsejar y muchas cosas más. Cada uno recibe una misión, pero todos somos instrumentos de Dios. Una misión que nunca será de sanadores porque el que sana es Dios".
Perteneciente a un movimiento llamado Cruzada del Espíritu Santo, del que hoy es titular en el mundo, Ignacio Peries indica que su acción "no puede explicarse, no tiene sustento científico, ni humano. Uno solo se siente instrumento de Dios. Él es el que obra. Es un don, una gracia o como se quiera decir. Lo único que sé es que doy la paz y la tranquilidad de Dios a la gente. Además, al intentar explicarlo, se puede caer en una exageración o en perder el concepto. Hay que comprender que es una vivencia de fe”.
En las "vigilias", con distintas problemáticas, todos se congregan. Desde el matrimonio que no podía concebir hijos y que, tras su diálogo con Ignacio, logró el ansiado embarazo; hasta aquella mujer a la que le diagnosticaron cáncer y hoy no para de agradecer su buena evolución de salud.
“Es la primera vez que vengo”, aseguró un hombre que estaba acompañado por su esposa. Ataviados con abrigos y frazadas, se ubicaban en sillones, aguardando la bendición del cura y confesando que son “muy creyentes” y que acuden porque “mi señora tiene cáncer, y esperamos que el padre Ignacio nos ayude”; “Todos los días rezo las oraciones del Padre Ignacio, soy muy devota. Hay muchos comentarios favorables de él”, comentó otra asistente.
“Hace años que lo sigo, donde él está voy”; “Vengo con una fe tremenda, él me está ayudando con mi enfermedad, tengo cáncer de mama. Esto no me cansa, me fortalece”.
Testimonios de fe, de esperanza llevan a miles de personas, católicos y no católicos, a buscar su bendición.
"Cada uno tiene su propia experiencia. El Espíritu toca de diferente forma, según la necesidad; por eso, se lo manifiesta de manera distinta. Es algo que se siente muy profundamente y que moviliza. De pronto, la fe que uno guarda adentro se despierta y se pone en marcha. Esto impulsa a lograr una sanación o una comprensión muy profunda de lo que ocurre", expresa el sacerdote.
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