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martes, 5 de julio de 2011


Destacan apertura de Benedicto XVI 


al diálogo y búsqueda de la verdad.




Lo hizo el arzobispo electo de Tucumán, Alfredo Zecca, al predicar la misa por el Día del Pontífice. 
Llamó a escuchar las enseñanzas del Papa, sobre todo al rol que deben cumplir los laicos en la sociedad. Presidió el Nuncio y concelebró Bergoglio.
"El Papa que Dios nos ha regalado es un hombre abierto al diálogo siempre en búsqueda de la verdad. 
Abierto y comprometido. 
Él nos muestra la naturaleza profunda del cristianismo como acontecimiento, porque se juega en primera persona; comunica la fe a través del testimonio. 
Además, con firmeza, está renovando la pastoral a través de su enraizamiento en la liturgia y en los sacramentos. 
Quiera Dios que todos, pastores y laicos, reconozcamos en el Papa la voz de Pedro y de Cristo", expresó el arzobispo electo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, en su predicación durante la misa por el Día del Pontífice en la catedral metropolitana de Buenos Aires.
La celebración eucarística de este miércoles, solemnidad litúrgica de los apóstoles Pedro y Pablo, fue presidida por el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Adriano Bernardini, y concelebrada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y primado de la Argentina.
Monseñor Zecca indicó que "la solemnidad que estamos celebrando nos invita, además, a renovar nuestra fidelidad a la persona y al Magisterio de Su Santidad Benedicto XVI, con la conciencia de que se trata de una expresión profunda de fe eclesial que nos lleva a reconocer en él la presencia salvadora de Cristo, el único Pastor".
Tras señalar que "muchas son las enseñanzas del Papa que merecerían ser recordadas", se limitó a tres que "se refieren al campo cultural, social y político, que presenta para la Iglesia importantes desafíos".
El futuro prelado tucumano se refirió puntualmente a la verdad, que "está en directa relación con la libertad, el diálogo y el consenso"; a la presencia de la religión en la vida pública, que implica la clara distinción entre "laicismo" y "laicidad"; y a la "gran fuerza de renovación" que implican los textos del Concilio Vaticano II y obligan a superar una "hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura" que opone falsamente una Iglesia preconciliar a una Iglesia posconciliar y reemplazarla por la "hermenéutica de la reforma, de la renovación, dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia".
"La Iglesia, más allá de todo cambio, permanece la misma ayer, hoy y siempre. 
Una sana, serena y objetiva vuelta a la lectura de la letra nunca opuesta al espíritu  del Concilio harían posible una vigorosa renovación de la teología y, con ella, de la pastoral, de la evangelización", consideró.
Por último, monseñor Zecca recordó que "estos desafíos se hallan presenten en la Iglesia universal, particularmente en el occidente cristiano al que nosotros, argentinos, pertenecemos y atañen a los Pastores, pero muy particularmente, a los laicos. 
Hoy más que nunca necesitamos un laicado que tenga una presencia incisiva, comprometida en la sociedad civil y en la política".

Fuente: AICA

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