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martes, 30 de agosto de 2011

Doctor de la Iglesia Nº 34 . San Juan de Ávila.

Juan de Ávila.jpg



NombreJuan de Ávila GijónApodoApóstol de AndalucíaNacimiento6 de enero de 1500
Almodóvar del CampoCiudad RealFallecimiento10 de mayo de 1569
MontillaCórdobaVenerado enIglesia católicaBeatificación4 de abril de 1894 por León XIIICanonización31 de mayo de 1970 porPablo VIPrincipalSantuarioBasílica de la Encarnación deMontillaFestividad10 de mayoPatronazgoClero secular español,Andalucía


Sus padres, Alfonso de Ávila (de ascendencia judía) y Catalina Gijón, poseían unas minas de plata en Sierra Morena. Empezó a estudiar leyes en Salamanca en 1514, pero lo dejó empujado por su devoción y se retiró a su natal Almodóvar, donde hizo vida de dura penitencia. Marchó a estudiar artes y teología a Alcalá de Henares (1520-1526). Allí fue alumno de Domingo de Soto y trabó amistad con Pedro Guerrero futuro arzobispo de Granada; durante esa estancia fallecieron sus padres y, al ordenarse sacerdote en 1526, celebró en memoria suya su primera misa en Almodóvar del Campo, vendió todos los bienes que le habían legado y repartió el dinero a los pobres, para después dedicarse enteramente a la evangelización, empezando por su mismo pueblo. Un año más tarde se ofreció como misionero al nuevo obispo de Tlaxcala (Nueva España), Julián Garcés, que habría de marchar para América en 1527 desde el puerto de Sevilla; con tal propósito se trasladó allí con su compañero de estudios en Alcalá, Fernando de Contreras, quien habló de su proyecto con el arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique; éste ordenó a Juan de Ávila que abandonara esa idea y evangelizase Andalucía, labor a la que desde entonces se consagró de pleno y por la que será llamado "Apóstol de Andalucía".

Escribió un célebre comentario al salmo XLIV Audi filia, et vide para una señora convertida por él en Écija, Sancha Carrillo, hija de los señores de Guadalcázar, que fue publicado en Alcalá clandestinamente en 1556 y más tarde ampliado y con autorización en Madrid, en 1557. Esta obra puede considerarse un verdadero compendio de ascética, y el rey Felipe II la tuvo en tanta estima que pidió que no faltara nunca en El Escorial; asimismo, elCardenal Astorga, arzobispo de Toledo, dijo de esta obra que con ella "había convertido más almas que letras tiene". Este opúsculo marcó positivamente la ulterior literatura ascética, de manera que no hay en todo el siglo XVI autor de vida espiritual tan consultado como Juan de Ávila: revisó la obra Vida desanta Teresa, se relacionó frecuentemente con san Ignacio de Loyola y sus representantes, que querían hacerle jesuita, con san Francisco de Borja, sanPedro de Alcántara, San Juan de Ribera, fray Luis de Granada y otros.
Escribió un célebre comentario al salmo XLIV Audi filia, et vide para una señora convertida por él en Écija, Sancha Carrillo, hija de los señores de Guadalcázar, que fue publicado en Alcalá clandestinamente en 1556 y más tarde ampliado y con autorización en Madrid, en 1557. Esta obra puede considerarse un verdadero compendio de ascética, y el rey Felipe II la tuvo en tanta estima que pidió que no faltara nunca en El Escorial; asimismo, elCardenal Astorga, arzobispo de Toledo, dijo de esta obra que con ella "había convertido más almas que letras tiene". Este opúsculo marcó positivamente la ulterior literatura ascética, de manera que no hay en todo el siglo XVI autor de vida espiritual tan consultado como Juan de Ávila: revisó la obra Vida desanta Teresa, se relacionó frecuentemente con san Ignacio de Loyola y sus representantes, que querían hacerle jesuita, con san Francisco de Borja, sanPedro de Alcántara, San Juan de Ribera, fray Luis de Granada y otros.

Procesado por la Inquisición




Su enorme ascendiente como predicador provocó envidias y algunos clérigos le denunciaron ante la Inquisición sevillana en 1531. Desde ese año hasta 1533, Juan de Ávila estuvo encarcelado y fue procesado por la Inquisición. Frente a cinco testigos acusadores, hubo cincuenta y cinco que declararon a su favor. En el fondo se le acusaba de Erasmismo, del cual se había impregnado en Alcalá, y al cabo se le absolvió con la salvedad de "haber proferido en sus sermones y fuera de ellos algunas proposiciones que no parecieron biensonantes", mandándosele, bajo excomunión, que las declarara convenientemente en los mismos lugares donde las predicó.

En 1535 marchó a Córdoba, llamado por el obispo Álvarez de Toledo y conoció allí a fray Luis de Granada. Organizó predicaciones por los pueblos andaluces, sobre todo por la Sierra de Córdoba y consiguió muy sonadas conversiones de personas de alto rango. Trabó amistad con el nuevo obispo de Córdoba, Cristóbal de Rojas, al que dirigirá las Advertencias al Concilio de Toledo redactadas por su mano. Intervino también en la conversión del Duque de Gandía, futuro San Francisco de Borja, y del soldado y entonces librero ambulante Juan Ciudad, que llegaría a ser san Juan de Dios. No sólo evangelizó por toda la Andalucía actual, sino que también anduvo por el sur de La Mancha y Extremadura. Fundó numerosos seminarios y colegios y animó a la creación de la Compañía de Jesús. Organizó la Universidad de Baeza. Enfermó en 1554, pero aún siguió en activo quince años, hasta que empeoró visiblemente en 1569 y murió el mismo año en Montilla, donde está enterrado.

Canonización.


En 1588, Fray Luis de Granada recogió algunos escritos enviados por los discípulos y con ellos y sus propios recuerdos redactó la primera biografía del religioso manchego. En 1623, la Congregación de san Pedro Apóstol de sacerdotes naturales de Madrid inició la causa de beatificación. En 1635, el licenciado Luis Muñoz escribió la segunda biografía de Juan de Ávila basándose en la de Luis de Granada, en los documentos del proceso de beatificación y en otros que se han perdido. El 4 de abril de 1894, el papa León XIII beatificó a Juan de Ávila; el 2 de julio de 1946 Pío XII le declaró Patrono del clero secular español y Pablo VI le canonizó en 1970.

 Doctor de la Iglesia.


El Papa Benedicto XVI anunció su declaración como Doctor de la Iglesia el 20 de agosto de 2011 a petición de la Conferencia Episcopal Española, al finalizar la misa celebrada con motivo del encuentro con los seminaristas en la Catedral de la Almudena de Madrid, dentro de la Jornada Mundial de la Juventud.[2]
Ante todo se le tuvo como un excelente predicador y escritor ascético. Aparte del ya citado comentario al salmo Audi filia (Alcalá, 1556), escribió Epistolario espiritual para todos los estados (Madrid, 1578), colección de cartas ascéticas dirigidas a todo tipo de personas humildes y elevadas, religiosas y profanas, pero también a San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios, y sobre todo monjas y devotas como la ya citada Sancha Carrillo; en él se anuncia ya el estilo incomparable de Fray Luis de Granada.También compuso un libro sobre el Santísimo Sacramento y otro Del conocimiento de sí mismo, y un Contemptus mundo nuevamente romançado(Sevilla, Juan de Cromberger, 1536). Se han perdido casi totalmente sus muy famosos Sermones, pues seguramente su modesto autor no cuidó de guardarlos ni escribirlos. Se le suele llamar "reformador", si bien sus escritos de reforma se ciñeron a los Memoriales para el Concilio de Trento escritos para el arzobispo de Granada Pedro Guerrero, ya que Juan de Ávila no pudo acompañarle debido a su enfermedad, y a las Advertencias al Concilio de Toledo escritas para el obispo de Córdoba Cristóbal de Rojas, que habrían de presidir el Concilio de Toledo (1565) para aplicar los decretos tridentinos. La doctrina de san Juan de Ávila sobre el sacerdocio quedó esquematizada en un Tratado sobre el sacerdocio, del que se conoce solamente una parte.
Otras obras suyas son el Comentario a la Carta a los Gálatas (Córdoba, 1537), Doctrina cristiana (Mesina, 1555 y Valencia, 1554), Memorial a Trento(1551 y 1561) y Dos pláticas a sacerdotes (Córdoba, 1595)
.

 Autoría del Soneto a Cristo Crucificado

Se le atribuye con gran fundamento el soneto anónimo "No me mueve, mi Dios, para quererte..." que es una de las joyas de la mística castellana. Si bien apareció impreso por primera vez en la obra del doctor madrileño Antonio de Rojas Libro intitulado vida del espíritu (Madrid, 1628), circulaba desde mucho tiempo antes en versión manuscrita. El argumento más sólido se constituye en que el precedente de la idea central del soneto (amor de Dios por Dios mismo) se halla en bastantes textos del Santo:
"El que dice que te ama y guarda los diez mandamientos de tu ley solamente o más principalmente porque le des la gloria, téngase por despedido della." En sus Meditaciones devotísimas del amor de Dios.

"Aunque no hubiese infierno que amenazase, ni paraíso que convidase, ni mandamiento que constriñese, obraría el justo por sólo el amor de Dios lo que obra." Glosa del "Audi filia", cap. L.

Discípulos.


Juan de Villarás, Bernardino de Carleval, Pedro de Ojeda; Hernán Núñez;
Alonso de Molina, Alonso Fernández, Pedro Rodríguez, Bernardo Alonso, el licenciado Núñez, Marcos López, Juan Sánchez, Pedro Fernández de Herrera;
Luis de Noguera, Hernando de Vargas, Juan Díaz; Esteban de Centenares;
Mateo de la Fuente;
Diego Vidal;
Luis de Granada;
Los jesuitas Diego de Guzmán, Gaspar Loarte, Antonio de Córdoba, Francisco Gómez, Juan Ramírez;
El doctor Diego Pérez de Valdivia, al que se dedican tres capítulos;
Hernando de Contreras.[3]


 Referencias.


«El papa declarará al ciudadrealeño san Juan de Ávila doctor de la Iglesia». ABC (20 de agosto de 2011). Consultado el 20 de agosto de 2011.
Benedicto XVI anuncia que san Juan de Ávila será Doctor de la Iglesia
Vida y virtudes del venerable varón el Maestro Juan de Ávila, predicador apostólico, con algunos elogios de las virtudes y vidas de algunos de sus más principales discípulos.Madrid, Imprenta Real, 1635. [1]

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