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viernes, 2 de abril de 2010

Buen Día Noticia 3
Información Digital de

Pacheco Producciones 
Imagen y Comunicación   para
Liga Pro Comportamiento Humano


 Absolutamente providencial,  es  que en este año, el día 19 de abril, la
Liga Pro Comportamiento Humano, cumple cincuenta (50) años, y que el homenaje a su fundador, don Francisco Antonio Rizzuto, destacado luchador en favor de la Solidaridad Social,  Promotor de los Principios Básicos para la Convivencia, el Respeto Mutuo, la Cortesia y la Cordialidad.
Este Ejemplar Ciudadano Italiano - Argentino por amor y decisión, dedicó sus mejores esfuerzos por darle a la Comunidad los Comportamientos que Enaltecen a la Especie Humana.
Hoy su Liga, sigue su ejemplo, tratando de recrear sus enseñanzas y principios para que la vida humana tenga la dignidad y escencia de la Concepción Cristiana  y  Ecuménica.
Desde Benavídez, Tigre, Buenos Aires, Argentina, comienzo este Blog dedicado a todas las cosas importantes para nuestra vida, que no dependan de factores económicos, dado que en la mayoria de los casos,  la mayor gravedad,  es la falta de solidaridad.
Que la paz de esta Pascua de Resurrección, les otorgue la serenidad y concordia para un año pleno de realizaciones.
Rodolfo Griffa.
Director.


Aquí lo espiritual.
No solo de pan, vive el hombre,  el espíritu, el alma, la esencia, la vida, guarda celosamente un secreto, que no es para todos igual en el pensar,  pero sí en el sentir.
A todos nos interesa el misterio de la vida,  y ese soplo maravillosamente increíble, que ahora vivos, está, y  de pronto no está, y ya no somos.
Estos y otros tantos temas, ocuparán  este blog,  compartiremos con todos, respetando el  pensar de cada uno.
Es un espacio de reflexión,  de pensamiento profundo, de respeto mutuo,  y de compartir experiencias que enriquezcan a todos.


         1810                     25 de Mayo                2010
Se cumplen 200 años de la Revolución de Mayo de 1810.
Mi soñada Patria de niño, mi defendida Patria de adulto, no aparece por ningún lado.
Y como la soñé  yo, también mi padre y mi abuelo, se fueron con el mismo dolor. 
Antes de perder la esperanza, pongo mi alma en la fé, para orar: 
 Oración por La Patria:
"Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
 Nos sentimos heridos y agobiados.
 Precisamos tu alivio y fortaleza.
 Queremos ser Nación,
 una Nación cuya identidad,
 sea la pasión por la verdad
 y el compromiso por el bien común    
 Danos la valentía de la libertad 
 de los hijos de Dios para amar 
 a todos sin excluir a nadie,
 privilegiando a los pobres
 y perdonando a los que nos ofenden,
 aborreciendo el odio y construyendo la paz.
 Concédenos la sabiduría del diálogo
 y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tu nos convocas.  Aquí estamos, Señor,
cercanos a María , que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos."
Amén.


Amigos míos, son insondables los caminos del Señor.
El día 9 de junio, a las 19,00 horas, en la sede de la Fundación O.S.D.E, se presentó el libro "El Jesuita".
El anfiteatro colmado, y con incontables figuras de orden nacional presentes,con la conducción de la señora Canela, y en una mesa,  donde se sumó, a los autores, la presencia de dos  personas que por si mismas, lo dicen todo sin mas aclaraciones.
Uno, el doctor Juan Carr, de la Red Solidaria, y el otro, el doctor Alberto Zimerman, que representaba a la Daia  y  la Amia, las dos mas representativas sociedades de la Colectividad Judía en la Argentina.
Les aclaro, que cuando escuché los nombres y a quienes representaban en el lugar, no entendí nada, hasta que comenzó la presentación.
La primera sonrisa, la produjo Juan Carr, cuando dijo, soy  católico, pero pecador. . .  y el doctor Zimerman habló de su hermano el  Cardenal, con un respeto y cariño que emocionó a todos los presentes.
Pero la figura de la noche, era el Cardenal, que no se encontraba presente, después se aclaró por que no venia.  
Es el Cardenal una persona de tanta humildad, que desconcierta, sorprende a quienes no conocen a este sacerdote, que su vida la dedicó al servicio de Dios, sin aceptar siquiera los honores que corresponden a su rango, Cardenal Primado de la Argentina,
Su anecdotario es tan fantástico,  que no podemos ponerlo 
todo aquí. 
Solo contaré algunas cosas para que los lectores desidan comprar el  libro, y que luego, les quede el sabor de que falta otro tanto, para que nos satisfaga el conocer a nuestro pastor.
Un día, citó a los escritores, a una hora determinada para darles material para el libro, Bergoglio es tan cumplidor como un cronometro suizo,  lo ven pasar por una puerta semi -abierta, pero no regresa, y lo esperan un buen rato, luego se enteran que una familia muy pobre, pidió saludarlo, a lo que el asedió de inmediato, y cuando vio la pobreza, la humildad y religiosidad  de esas personas , de algún lado,  consiguió unas facturas, y con su termo, des cebó mate en tanto acariciaba a los niños, ese es el Cardenal, don de Dios para la Argentina.
En oportunidad de visitar una villa de emergencia, en la capital, en medio de la reunión, un hombre le dijo, a usted si le creo, y lo quiero,  porque es como nosotros, hoy cuando venia para aquí, les dije a mis compañeros,  que se fijaran quien viajaba en el ultimo asiento del colectivo, y me dijeron que no podía ser, y ahora lo comprueban.  Así es de humilde el Cardenal, como fue toda su vida.  
Anoche no fue a la presentación del libro,  porque habla de el, y le da vergüenza.  No es hombre de televisión, ni de mostrarse en los medios, su perfil bajo, su sencilles lo hacen mas querible, pero les prometo mas . . . De   "El Jesuita".
El director.    
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Maradona, entre el ídolo y el barro

Carlos Reymundo Roberts 
LA NACION

Pocas veces se ha visto tan claro que el fracaso es más de un técnico que de su equipo. Los jugadores argentinos volvieron de Sudáfrica porque perdieron un partido, el único partido realmente serio que les tocó jugar. Diego Maradona volvió derrotado. Pero no fue el traspié de un concepto futbolístico, de un plan, de una estrategia. Lo que ocurrió es que no hubo nada de eso. 
Es simpático tener un técnico que es una estrella mundial, un gran motivador que besa a sus jugadores cuando entran en la cancha, cuando salen y cuando no entran ni salen; es bueno que él acapare la atención y que, cargando la mochila de la celebridad, les quite presión a sus futbolistas; es positivo que hable bien de ellos, que los contenga y los respalde. El problema es que detrás de eso no hubo más que fuegos artificiales. Al bife le viene muy bien la sal, pero nunca debe haber más sal que bife. 
La selección volvió de Sudáfrica sin que haya aparecido la esencia de un equipo. Como lo explicaron bien los enviados de LA NACION, las actuaciones individuales habían disimulado, ante rivales menores, la ausencia de un esquema de juego. Cuando enfrente se plantó un equipo exigente como Alemania, las deficiencias estructurales pasaron una factura letal. 
Por cierto, ya se están ocupando los expertos de desentrañar esas cuestiones. Lo que el ciclo de Maradona deja para que unos cuantos se golpeen el pecho (Julio Grondona, el primero) es la entronización de la falta de trabajo concienzudo, de la ausencia de idoneidad, de la improvisación. Unos cuantos pecados capitales se han puesto de pie desde que este DT tomó el comando: vanidad, ira, pereza, soberbia. Maradona, probablemente el mejor jugador de todos los tiempos, el argentino que más sangre, sudor, lágrimas y triunfos le ha dado a nuestro seleccionado, es hoy un técnico intratable que cada vez que abre la boca en conferencias de prensa (salvo la última) lastima, hiere, ofende, sin reparo ni justificación. 
No es que haya maltratado a los periodistas, o no es sólo eso. No es que haya reaccionado como un divo fastidioso cuando le hacían preguntas que no le gustaban. Lo que hizo, y lo hacía incluso cuando su equipo estaba ganando y todas eran mieles, era menospreciar a los rivales, burlarse de todo el mundo, criticar a Pelé, Platini, Beckenbauer...; hasta dedicó largas parrafadas a destruir al árbitro argentino Héctor Baldassi ("mi amigo"), de destacada actuación en el Mundial, al que acusó de ser "horrible" y de haber favorecido a España. 
Hay mucha gloria en la historia de Maradona, mucha resurrección que hace admirarlo y hasta quererlo. Para una gran cantidad de argentinos, todo lo que ha conseguido es tan grande, tan irrepetible, que todo lo que haga debe ser aplaudido y todo lo que deshaga le será perdonado. Para esos argentinos, lo que no tiene perdón es ir en contra de Maradona. Cualquiera que lo haya criticado públicamente, de un artículo a una simple mención en Twitter, sabe que la respuesta de su legión de seguidores a esa crítica será la hoguera. La multitud que anteayer lo fue a recibir a Ezeiza -también a los jugadores, pero sobre todo a él- habla de esa idolatría, de esa gratitud. Y los sociólogos dirán si habla también de los gustos y necesidades de los argentinos. 
En cualquier caso, es cierto: Maradona es gloria, es reinvención. Por momentos, es milagro. Pero también es, hoy, un señor que se ha enamorado de sus enojos y rabietas, que ha hecho un culto de la arbitrariedad, que necesita enemigos (¿a quién nos hace acordar?), que no acepta la más mínima crítica. Y además es un señor que claramente no hace bien su trabajo de técnico. La selección perdió el año pasado, bajo su conducción, seis partidos, algo absolutamente inusual en su historia; perdió 6 a 1 con Bolivia; entró en el Mundial de apuro y por la ventana, y se volvió de Sudáfrica con un lacerante 4 a 0. 
Ante el Maradona único por sus conquistas no queda más que rendirse: sentarse, gozar y aplaudir. Ante el Maradona de estos días surge la contrariedad: parece empeñado en hacernos olvidar de aquél. No es que sea un ídolo de barro. Es que él insiste en embarrar al ídolo. 

No es casual, que detrás de la nota sobre el Cardenal,ponga la de un ser que se encuentra en las antípodas, es quizás mas nombrado a diario que el mismo señor  Cardenal, pero el primero es,  la verdadera figura a imitar, y el señor Maradona es el completo manual de lo que no se debe ser, para merecer consideración y respeto, ademas de mal ejemplo para otros, el texto nos indica  claramente  lo que no repetiré. Quien quiera oír,  que oiga, y los sordos,  seguirán igual, lo que no se puede ni se debe seguir.
El Director



  




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